Cuando nos enteramos de que robots por aquí y robots por allá empiezan a realizar tareas y comportamientos correspondientes a humanos, no dejamos de sentir algo de temor. ¿Será que estamos destinados a ser reemplazados? ¿Hay esperanza para el hombre frente al dominio de los robots?
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Aparentemente, sí. Aparentemente, en ese afán de igualar la conciencia humana los robots pueden cometer suicidio. Como este Knightscope K5 de Washington, D.C, que no era un robot cualquiera sino un robot de seguridad que decidió terminar su vida tirándose a una fuente de agua en un complejo de oficinas.
https://twitter.com/SparkleOps/status/887038957262786560
El Knightscope K5, por motivos que aún se desconocen, se suicidó mediante ahogo y tuvo que ser retirado por humanos de la escena de muerte porque aún no existen robots que hagan ese trabajo.
Ahora, en un tono más serio, el K5 es un robot bastante sofisticado que se utiliza para tareas de seguridad. Según se explica en la web de Knightscope, el K5 está preparado para escanear el entorno y detectar sonidos de disparos, analizar placas vehiculares (hasta 1.500 por minuto), transmitir video en 360 grados y enviar notificaciones en tiempo real de cualquier cosa que merezca ser notificada a los humanos que vigilen a distancia.
Con toda esa sofisticación, el incidente del suicidio parece bastante extraño. Claramente se debe a una falla (“aislada”, según Knightscope) en los sistemas de detección del entorno que terminaron con el K5 en su tumba acuática y una vez secadas sus partes íntimas, procederá la autopsia de rigor para saber en que estaba pensando antes de acabar con sus días.
Curiosamente, no es el primer incidente protagonizado por un K5 ya que hace un año uno de sus hermanos atropelló a un bebé en un centro comercial y hace unos meses un hombre borracho se enfrascó en una pelea con uno de ellos en la vía pública. Nótese el patrón: primero atropella a un infante, luego un hombre lo golpea y ahora termina en suicidio.
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Descansa en paz.