Actualmente, la industria de los videojuegos está siendo más grande que la del cine y la música a nivel global, generando ingresos de más de $23 mil millones solo en los Estados Unidos. Sin embargo, no solo en países como ése o Japón reina el desarrollo de videojuegos: en Chile también.
La industria de los videojuegos en Chile facturó 12,3 millones de dólares durante el 2016 y actualmente se encuentran en desarrollo más de 121 proyectos en el país, de acuerdo a datos de VG Chile, asociación que reúne a los estudios chilenos. Hay un montón de empresas chilenas que están tratando de consolidar la industria nacional y mostrándose al mundo, y al mismo tiempo creando algo que realmente los apasiona.
Pero, ¿cómo ha sido ese camino? ¿Qué han hecho para lograr sus objetivos? ¿Quiénes los han ayudado? Conversamos con In Vitro Games, Micropsia Games y AOne Games, tres estudios chilenos que nos han contado su experiencia a lo largo de esta arriesgada pero entretenida aventura, llena de esfuerzo, paciencia, talento y quizá algo de suerte.
Los primeros pasos
Ricardo Verdugo comenzó trabajando en solitario, sin embargo a finales del 2013 inició In Vitro Games y junto a un equipo comenzó el desarrollo de Defenders of Ekron, juego que se estrenará en PS4 y PC el 11 de julio. Mientras tanto, Maximiliano Kubler junto a Sebastián Gana y Rodrigo Alarcón (ambos ex Ace Team) iniciaban AOne Games a fines del 2014, embarcándose en la creación de Omen of Sorrow, un ambicioso juego de peleas planeado para fines de este año.
Y por otro lado, Marco González inició Micropsia Games junto a dos amigos en el 2012 para crear el juego móvil Infocus Xtreme Bike y en el 2014 comenzaron con The Watchmaker, su primer juego para PC y consolas que también llegará en julio.
Las tres compañías comenzaron el desarrollo de sus propios juegos como cualquier mortal, rompiendo su alcancía y poniendo todo el capital que disponían en su momento; posteriormente se fueron consiguiendo capital de inversionistas privados y un par de fondos concursables.
En el caso de AOne Games, Max continuó financiando el proyecto hasta que se ganaron un fondo Capital Semilla de la CORFO en el 2015 y más adelante un fondo de Sony gracias a Mike Foster, encargado de la incubadora de juegos para PlayStation de Latinoamérica. El fondo también dejaba al estudio como partner de Sony recibiendo varios beneficios, como participar en la PlayStation Experience en el 2016.
Para el caso de In Vitro Games, el estudio se ha financiado principalmente con privados. Ricardo Verdugo comenzó contándole a amigos y familiares la idea del proyecto y luego, ya con prototipos, demos y un trato con Sony, se dirigió a inversionistas que hasta el día de hoy han estado manteniendo a la empresa y el desarrollo de Defenders of Ekron. Todo el capital que consiguen es para pagar las remuneraciones del equipo, de acuerdo a Ricardo.
Por otro lado, Micropsia Games, comenzó con aportes de privados, varios créditos y proyectos alternativos al juego, ya que la empresa también desarrollaba aplicaciones y plataformas para diferentes empresas. “Avanzábamos con Watchmaker y cuando salía un proyecto pausábamos el desarrollo del juego. Hacíamos el proyecto rápido y el dinero que conseguíamos tratábamos de estirarlo como podíamos”, cuenta Marco.
Otro aporte fue el fondo Unreal Dev Grants de Epic Games, el cual se entregó a empresas pequeñas que utilizan sus herramientas (de hecho The Watchmaker corre con Unreal Engine 4). “Encontrar financiamiento en Chile es muy difícil, tanto en el sector privado como público, ya que es una industria muy innovadora y desconocida en nuestro país, aunque sea multimillonaria en el mundo”, cuenta Marco.
El apoyo de VG Chile y ProChile en el rubro
Los tres estudios mencionados son parte de VG Chile, el gremio que agrupa a alrededor de 40 empresas chilenas de videojuegos. Éstas han trabajado en conjunto en reiteradas ocasiones, ya que VG Chile informa sobre fondos, actividades y el movimiento general que va teniendo la industria chilena. Al mismo tiempo, trabajan con ProChile, institución que se encarga de promover internacionalmente los productos y servicios nacionales y von su Departamento de Industrias Creativas ha “apoyado activamente la asistencia de los desarrolladores de videojuegos chilenos a importantes eventos internacionales”, como cuenta Fanny González, encargada de la promoción del sector de Videojuegos en ProChile.
De esta forma, si bien no se cubre todo el desarrollo de los juegos, sí se ha entregado financiamiento a empresas para que asistan a eventos y ferias como la GDC, Games Connection, Casual Connect, Gamescom, Tokio Games Show, MIGS Montreal y MICSUR.
De acuerdo a Fanny, ProChile está llevando a cabo un plan sectorial que entregará USD $78.000 para apoyar la internacionalización de los videojuegos, además de los USD $37.000 para llevar a las empresas a ferias. Cabe destacar que para postular al financiamiento de ProChile no es requisito estar dentro de VG Chile y si bien esta tiene un mayor vínculo con la institución, las convocatorias de ProChile son públicas y pueden concursar ”todas las empresas chilenas del sector a nivel nacional que cuenten con oferta exportable”.
Según cuentan los desarrolladores, ProChile los ayuda pagando pasajes y entradas a ferias y realizar las llamadas “misiones comerciales”, en donde no van precisamente a mostrar sus juegos sino que van a hacer negocios. Así, las empresas tienen la oportunidad de conseguir servicios, contactos y publishers con gente del extranjero para potenciar sus juegos.
Sin embargo, algunas empresas como In Vitro Games, a veces van por cuenta propia para, además de hacer negocios, exhibir sus juegos.
“Desde el 2015 empezamos a ir a todos los eventos”, dice Ricardo Verdugo. “Parece broma, pero en realidad casi todas las empresas están yendo a casi todas las ferias ahora, por lo menos las empresas que nos estamos dedicando a PC y consolas. Vamos muy en conjunto, de hecho siempre nos encontramos allá, en la GDC, en la Gamescom, en la Tokyo Game Show, que son como las ferias clásicas a las que vamos casi todos”.
¿Y el financiamiento?
Con las misiones comerciales varias empresas han logrado observar cómo funciona la industria a nivel global y conversar con gente del extranjero más experta en el tema. Las herramientas y conocimiento para crear juegos estaban, sin embargo había un problema mayor: el financiamiento. Y además, no existían fondos dedicados exclusivamente a los videojuegos.
De acuerdo a Marco, el motivo principal por lo que cuesta conseguir inversión en Chile es porque las ganancias de los juegos son relativas y no pueden asegurar un monto exacto de ellas, ya que todo dependerá de la recepción de la gente y si finalmente consumen el juego: “Por ejemplo, si alguien trabaja con vegetales sabe desde antes cuánto venderá, en cambio en los videojuegos no se puede decir ‘me voy a demorar tanto tiempo’ y ‘voy a ganar tanta plata’. Eso no existe, porque es súper relativo, no se puede asegurar y por eso es tan difícil encontrar financistas aquí en Chile”.
“Además, el financista chileno o el que tiene dinero no conoce la industria, pero sí invertirán en cobre o en vino porque ésas sí las conocen. El rubro de los videojuegos es súper arriesgado pero a la vez puede ser mucho más rentable que otras industrias”.
Como anécdota, Marco cuenta que fue invitado a una charla de empresas con la presidenta Michelle Bachelet el año pasado. En esta instancia, Micropsia Games fue la única empresa de desarrollo de videojuegos y el resto, alrededor de quince, eran de distintos rubros:
En ese tiempo las empresas de videojuegos podían postular a fondos concursables, pero tenían que competir con otras industrias. “Hace un tiempo estábamos discutiendo sobre quién nos tenía que financiar. El FONDART (Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes) decía que los juegos son un software, por lo tanto CONICYT (Consejo Nacional para Investigaciones Científicas y Tecnológicas ) tenía que financiarnos. Pero CONICYT decía que no, que es algo de arte”.
Por otro lado, Ricardo agrega que en In Vitro “postulamos a varios fondos en el 2013 como el Capital Semilla, pero todos esos te meten en un saco en donde estás compitiendo con una empresa de vino, por ejemplo. En esa época la industria no estaba tan consolidada y el rubro era visto como poco serio”.
Sin embargo, Verdugo agrega que “ahora en el 2017 ya hay fondos para los videojuegos”. De a poco se están extendiendo las áreas permitidas en los fondos, de hecho uno de ellos es el de la CORFO (Corporación de Fomento de la Producción) que este año abrió la categoría videojuegos dentro de sus fondos concursables de audiovisual.
“Ahora es más específico y no te meten con cine o animación, en cambio antes era como un juego contra una película. Y la pelicula obvio que ganaba. Pero si hacemos bien el trabajo nos van a pasar más dinero, se abrirán más fondos y ése es trabajo de nosotros los desarrolladores, seguir haciendo juegos buenos para que la industria siga funcionando”.
El futuro de la industria
“Sabemos que todo lo que consumimos viene de afuera. Acá hay muy poca gente que consume juegos chilenos y los que lo hacen no saben que son chilenos”, dice Marco González.
Según él, la industria ya pasó el proceso de exploración sobre las herramientas para desarrollar los juegos. “Ahora estamos en la parte de cómo nos vendemos, el primer desafío que tenemos es aprender sobre cómo vender los juegos y cómo publicarnos a nosotros mismos”. Marco espera que algún día Micropsia Games sea una de las empresas más importantes de Latinoamérica: “Queremos que nos reconozcan por nuestro trabajo y por hacer cosas que no cualquiera pueda hacer. Eso es lo que nos mueve y The Watchmaker es una prueba de ello”.
Sobre la industria en Chile, Ricardo asegura que “están súper unidos y que han crecido mucho”. Menciona que el año pasado y éste, Chile fue la delegación más grande en la GDC, con una asistencia de entre 40 y 50 empresas chilenas. Marco agrega que “nos están conociendo harto, gracias a Ace Team (Zeno Clash, The Deadly Tower of Monsters) también que fue como un vitrina al mundo porque para muchos fue como ‘oh, en Chile hicieron un juego, a ver qué otras empresas hay’”.
Max Kubler de AOne Games hace una referencia a CD Projekt Red con el exitoso The Witcher ya que con esa franquicia la industria en Polonia se expandió al igual que ha estado sucediendo en Chile. “Con un título exitoso a nivel mundial cambia el panorama, porque consigues apoyo del gobierno y más apoyo de privados. Entienden que es un negocio y empiezan a ver un presupuesto que en verdad se asemejan a los presupuestos que podrían tener títulos de afuera”.
El equipo de AOne también pone énfasis en que en Chile hay un montón de gente talentosa para desarrollar juegos pero se están desperdiciando en otras áreas o se están yendo al extranjero. “Acá en Chile existe el talento y las herramientas necesarias para que el buen programador no se vaya a trabajar a un banco, para que el buen ilustrador no se vaya a una agencia de publicidad y se genere una industria con la gente que hay”, dice Max. Y como ejemplo, Omen of Sorrow está siendo desarrollado por 25 personas, todas chilenas.
Los estudios pretenden que haya más visibilidad y que la gente se de cuenta del potencial de esta industria, la cual continuamente se está expandiendo y creando buenos juegos. Les gustaría ver más estudios establecidos hasta que los inversionistas noten la rentabilidad de la industria y apostar por ella.