Alien: Covenant ha tenido por fin su estreno a nivel mundial, luego de un periodo de exhibición previo en algunos mercados selectos, incluyendo América Latina. Mucho se ha hablado sobre esta cinta y resulta el momento oportuno para compartir una discreta opinión sobre el legado de esta franquicia, las ambiciones de su creador y el impacto real de esta nueva película.
El texto parte de una opinión personal y vivencial sobre el universo de Alien para aterrizar con Alien: Covenant y la experiencia del espectador intentando conectar el universo planteado hace 38 años con esta nueva aventura, que cuenta con una fascinante identidad propia, pero remota de lo que se vende en las campañas promocionales.
Víctima de su propio mito
Yo crecí obsesionado y aterrorizado por Alien. Me tocó verla un día en la TV y no podía dejar de pensar en ella con todo y las pesadillas. El monstruo era repulsivo, sí, pero lo que más daba miedo era la tensión y pánico producidos por la idea de que estaba ahí oculto dispuesto a matarte en cualquier instante, sin posibilidad de entendimiento.
Luego, cuando vi Aliens (Alien 2) en glorioso VHS, recuerdo que tuve un serio conflicto, porque la sentía como una cinta de balazos, más interesada en mostrar lo imparable del monstruo en manada que el terror por su ausencia en pantalla.
Alien 3, sin tener la idea de quién era David Fincher, resultó un respiro, por regresar a esa esencia básica de convertir al Xenomorfo en el fantasma que crece en la cabeza del espectador por no verlo en escena, reviviendo toda la tensión sexual que ya era latente desde la primera entrega.
Luego de años, décadas, de teorías en internet sobre los orígenes del Space Jockey y otros misterios. De modo que el acto más sensato para ver Prometheus era sentarse en la sala de cine esperando más nuevas dudas que respuestas.
Prometheus, incluso en sus momentos más estúpidos, es fiel a la esencia de esa primera cinta de Alien que el tiempo ha vuelto más de culto, maquillando sus peores defectos, que también le dan corazón. Entonces, ¿cuál es el problema con Alien: Covenant?
Debió llamarse Prometheus: Covenant
Con Alien: Covenant la historia entre la crítica parece repetirse y su mayor reproche al parecer es que…. ¿no es Alien? o la idea que tienen ahora sobre esa Alien.
Pero honestamente para mí Covenant resultó algo increíble y entrañable. Como un ejercicio de remezcla y balance muy autocomplaciente (o de fan service), donde Ridley Scott combina la esencia de la saga (incluyendo a los humanos haciendo cosas idiotas), con los mejores momentos de Alien 1, 2, 3, Prometheus, en choque directo con una versión muy retorcida de Frankenstein.
Es genial ver un Xenomorfo más agresivo, letal y súper ágil, imposible de matar a tiros, igual que las alusiones sexuales en su acecho, la tensión por saber que está allá afuera y ver cómo masacra a esta nueva tripulación, más equilibrada e igual de desechable, como todas. Por más personalidad memorable que le fuera retratada a cada futura víctima.
Aquí Daniels, la nueva protagonista, funge como proxy de Ripley, pero con más instinto de supervivencia que actitud badass o inteligencia, lo cuál no está mal porque… ESTO NO ES LA PRIMERA ALIEN.
En realidad, la parte más disfrutable de Covenant es su planteamiento existencialista, completamente fiel a los principios más básicos de la ciencia ficción (el hombre creando lo imposible, jugando a ser Dios) y los guiños constantes al survival horror de las tres primeras cintas, que no deberían ser entendidos como intentos por repetirlas.
Pero haciéndole caso a la campaña de marketing de la película es muy probable que se entre a la sala con esa idea errónea.
De entrada esta cinta debió llamarse Prometheus: Covenant, ya que corre de manera excepcional como una secuela de dicha película y abre posibilidades interesantes para su propio planteamineto. Se trata de una película de ciencia ficción con elementos de terror, no un filme de terror con elementos de ciencia ficción.
Está de moda entre las audiencias el clamor para que un relámpago caiga dos veces en el mismo punto. Pero aquí se agradece la intención por contar algo entretenido y fresco respetando las reglas básicas del juego.
Cuando salió la primera película de Alien en 1979 la crítica la hizo pedazos en mayor o menor medida. Por no ser más profunda, por tener una trama simple, por no mostrar al monstruo, por no darle más dimensiones a los personajes, por ser Tiburón en el espacio.
Confío en que el tiempo le dé a Covenant su lugar justo. Pero Ridley Scott está equivocado, esta saga no da para algo tan grande como Star Wars.
De hecho, mientras más ajena a Alien se considere a Covenant mayor será la posibilidad de apreciar su trascendencia, como una suerte de nuevo legado, uno más existencialista.
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