Durante algunas semanas, los Estados Unidos pasaron por tiempos difíciles para la privacidad en la red: una ley que eliminaba completamente la potestad de los clientes para evitar que su información y datos personales fuesen vendidos unilateralmente a las empresas proveedoras de Internet, estaba siendo discutida en el Congreso.
Por supuesto, las quejas no se hicieron esperar, ya que era increíblemente injusto para las personas que todos los hábitos de navegación de la gente fuesen vendidos a terceros para que estos les mostraran publicidad personalizada en los navegadores. ¿Realmente era necesario esto?
Tras un amplio debate y muchas quejas de diversas organizaciones, la ley pasó por manos de los representantes de los estadounidenses, y a pesar de toda la controversia, fue aprobada hacia finales de marzo de este año. A pesar de las quejas de la gente. A pesar de las protestas y de los intensos debates en todos los medios. Se aprobó y no hay vuelta atrás.
Muchos podrían pensar que los datos personales ya son propiedad de Facebook y Google, ya que estos servicios suelen mostrarnos sugerencias basadas en nuestra navegación, sin embargo estas facultades se limitan sólo a los propios servicios que estas marcas ofrecen y no a toda nuestra experiencia en Internet. Pero con los ISP (Internet Service Providers) las cosas son distintas, ya que lo que quieren vender es esencialmente todo lo que hacemos en la red, incluyendo lo que jugamos en nuestras consolas, lo que solicitamos ver en Netflix, lo que escuchamos en Spotify y obviamente las páginas que visitamos, sin importar la hora en la que lo hacemos. Y todo, con el fin de que las marcas que así lo requieran nos puedan mostrar anuncios y vendernos cosas.
Esto es injusto por muchas razones, pero la principal es que los ciudadanos pagan por el servicio de Internet, lo cual de paso significa que, además de vender -sin querer- toda la información, les están pagando para que estas empresas les entreguen sus datos a terceros, sin que los clientes, usuarios, personas, o como quieras llamarles, den su consentimiento explícito.
Respecto a este punto, durante el gobierno de Obama, la Federal Communications Commission (FCC) pasó una normativa que prohibía esta acción a las compañías proveedoras de servicios, sin embargo la actual administración, tanto gubernamental como la de la entidad antes mencionada, decidieron olvidar dicha ley, borrando todo rastro de ella. Los responsables, por supuesto, fueron Donald Trump y el Partido Republicano en general, quienes hoy están siendo apuntados con el dedo por los principales afectados de esta acción.
La venta de información personal de los usuarios no es una práctica nueva para estas empresas, pero según indica The Verge, los ISP ven esta acción económica como el futuro de su propia industria, algo que sin lugar a dudas es increíblemente nocivo para todos quienes navegan en la web diariamente.
La pregunta es, si los Estados Unidos fueron capaces de aprobar una ley como esta, ¿qué pasa si mañana son nuestros países los que deciden hacer algo similar?