Luego del show de medio tiempo en el Super Bowl muchos deben estar ansiosos por comprar un dron, pero lo cierto es que ya se ha sentado un precedente jurídico importante, ya que al parecer por primera vez una persona ha terminado en la cárcel por operar mal una de estas naves no tripuladas.
La condena, según reporta la BBC, aconteció en una corte municipal de Seattle, en Estados Unidos, donde un juez revisó el caso de Paul Skinner, dueño de un negocio de fotografía aérea que tuvo la mala fortuna de estrellar su dron de video contra un edificio a la mitad del Pride Parade de 2015.
Tras impactarse la nave, el armatoste cayó contra los asistentes al desfile, hiriendo a una persona y dejando inconsciente a otra más, tras el choque desde gran altura del dron contra su cabeza.
El juez, a más de dos años de ocurrido el caso, terminó dictando sentencia a Skinner tras encontrarlo culpable de los cargos Imprudencia Peligrosa. De manera que el acusado deberá pasar 30 días en prisión.
El juez asegura que la conducta del condenado fue imprudente, reconoció que el incidente podría ser considerado como un accidente, pero agregó que el piloto había tomado “una conducta que puso a la gente en peligro de ser herido”.
Paree suficiente motivo, pero igual marca el precedente.
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