Con todo el escepticismo del mundo recibí el nuevo juguete de Apple, los AirPods. En su presentación en diciembre pasado vi una pieza de futuro que me llamó la atención, mas no quise saber nada cuando vi el precio. Más adelante al ver los problemas de stock y lo difícil que era conseguirlos, me desanimé aún más.Es simplemente una idea estúpida y sobrevalorada, pensaba.
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Salieron oficialmente en Chile ¿Su precio? CLP $149.990. Más de USD $220. Todo se derrumbó. Aún así mi misión era probar por mí mismo esta novedad que sin haberla usado, ya la odiaba un poco. Si hasta me molestaba que Apple usara en su publicidad solo a gente de color por el simple hecho de que así hacen mejor contraste con el color de los audífonos.
Llegaron, desempaqueté este case que parece un empaque de hilo dental en la publicidad, pero que en persona es como una suerte de huevo espacial, pesado y sustancial. Lo abres y gracias al chip W1 que tienen incorporado el iPhone me ofreció enlazarlos con una rapidez que quedé boquiabierto.
Llevo un buen tiempo usando dispositivos Bluetooth y jamás en mi vida había visto tanta simpleza y falta de enredos. Ya eran míos y estaban vinculados a mi cuenta de Apple. Iban a funcionar en todo mi ecosistema de la manzanita mordida.
Un problema que he tenido siempre con los audífonos que incluyen los celulares, y mucho más con los que incluyen los iPhone, es que mi oreja izquierda, al parecer, es mucho más grande que la otra. En esta los EarPods (esos con cable) se me caen, así que mi miedo a perder uno de estos pequeños AirPods me aterraba. Aún así, como por arte de magia, es primera vez que unos audífonos in-ear sin goma o silicona no se cae ni por si acaso de mi canal auditivo.
¿Dónde está la magia? Lo primero que pensé fue que estos debían ser sustancialmente más grande que los cableados, pero no, son prácticamente idénticos a simple vista. Parece que el peso del cable, aunque diminuto, influye en el tema de que gradualmente se me iba cayendo un audífono mientras caminaba. En el caso de los AirPods, no les miento, troté y corrí (algo que no hacía hace meses), anduve en bicicleta, estuve en el metro en horario punta, salté de lado, moví la cabeza con la mera intención de que alguno de estos cayera… y no pasó. Fin al trauma de perder uno. La única opción sería que deliberadamente me lo tiraran.
¿Suenan bien?
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En lo que respecta a sonido, suelo ser exigente con mis audífonos, tampoco al nivel de ser un audiófilo declarado. No llevo música en formato FLAC, mi estándar es Spotify siempre reproduciéndose en máxima o con música bajada en calidad extrema a través de la misma plataforma. Para escuchar electrónica son bastante buenos, aunque un poco faltos de bajos por su respuesta ligeramente plana, se puede disfrutar sin problema. En el tema del rock de guitarra y baterías más marcadas, como Strawberry Girls, una banda que escucho bastante, el resultado fue bastante bueno, todo se escucha con nitidez, la ecualización es elegante y el volumen deja mucho espacio para encontrar tu umbral de comodidad.
No, no suenan ni cerca de bien que mis Shure In-Ear, pero convengamos que esos cuestan casi lo mismo y son cableados, además están destinados para uso profesional. Pero créanme que para ser conectados por Bluetooth la calidad es extraordinaria. Tengo un par de Philips de similares características, pero a un quinto del precio, que suenan “ok”, nada más, no son malos, pero se nota que en el caso de los AirPods le pusieron mucho cariño al tema del sonido para quizás, justificar el precio. No los compararé con audífonos over-ear, es un sin sentido.
La utopía de Apple
En lo que respecta a la idea de comodidad de un mundo sin cables, hay algo que les quiero confesar: estoy empezando a comprarla. Siento que no quiero usar nunca más un audífono con cables para escuchar música de manera casual. La batería dura entre 5 y 6 horas, después hay que devolverlos a su estuche — que funge como cargador portátil — para rellenar unas dos veces y media la batería. Esto le otorga una autonomía estupenda a los AirPods. No crean que lograrán las veinte horas que me dan mis cascos Bluetooth con aislación de ruido, pero para ser tan extremadamente transportables, se agradece que no deba tocar un cargador en 3 días (según mi uso).
Si hay algo en lo que Apple se especializa es en los pequeños detalles, esas cositas que te hacen pensar que alguien sobre pensó, para bien, la experiencia de uso. Tú no los prendes o apagas, simplemente te los pones o los sacas. Cuando se acercan a tu oreja por primera vez hacen un ruido indicando que están listos (casi siempre es instantáneo), y este ruido no es una voz robótica diciendo “connected” o tres notas estridentes, es agradable. Si te sacas uno, se pausa la música, si te lo vuelves a poner, se reanuda. Nada muy novedoso, pero que insisto, es genial verlo implementado en un aparato tan pequeño.
En qué se quedan flojos respecto al punto anterior, es que en la mayoría de mis audífonos tengo algún tipo de control para la música: volumen arriba y abajo, pausa y lanzar el asistente del teléfono. En este caso lo único disponible es lo último, y es horrible. Siri depende de internet, si la señal es mala, todo el proceso es lento. Además de que decir “sube el volumen”, “pausa” o “siguiente canción” de forma pausada, clara y fuerte en público, da algo de vergüenza.
Hubiera sido tanto más práctico que la superficie de los AirPods fuera táctil y se pudiera bajar o subir el volumen deslizando para arriba o para abajo, pero bueno, quizás en la segunda generación.
Una genialidad que no sé si vale su precio
Ya lo logró Apple, me convenció de que efectivamente esta era una buena idea. Sufre de algunos problemas en su implementación pero al menos están empujando en el camino de la democratización de estas tecnologías. Sé que eso última suena irrisorio, pero al ver audífonos de otras marcas con características similares el precio es mil veces mayor. Si te encuentras en un ecosistema Apple, la comodidad de tener estos audífonos es demasiado alta. Te mueves sin molestarte entre tu MacBook, tu iPhone, tu iPad y tu Apple Watch.Para fanáticos, sí, lo mejor, además tienen bastante “factor wow”.
Aún así, sé que no te convenceré de dejar tus Sennheiser o AudioTechnica, porque no son lo mismo, este es otro concepto que no entra en la misma categoría de uso. Son audífonos casuales, extremadamente cómodos y transportables donde sacrificas calidad de sonido (aunque ni tanto) por el regocijo de no andar cargando con cables. Todo esto con un tipo de conexión tan simple y libre de problemas (en iPhone. En otros dispositivos es igual que cualquier audífono Bluetooth) que da gusto usarlos.
No sé si valen su precio. Sabemos que con Apple siempre se paga de más, pero aún así me encantan y si eres usuario de iPhone y quieres meter los dedos de los pies en lo que, de todas formas, será el futuro, no tienes dónde perderte. Eventualmente llegaremos a que ésto sea el estándar, por mientras nos queda seguir alegando que están muy caros.
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