Xbox One, PC Playdead Playdead
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En su momento, Limbo llegó sin mucha anticipación. Sin mucho hype. Las loas a ese juego llegaron luego del estreno, cuando nos dimos cuenta de la joyita que teníamos entre manos; un juego cuasi perfecto que durante 3-4 horas daba una o dos lecciones acerca de como contar una historia apelando al minimalismo.
Fast forward hacia el 2016 y la llegada de Inside se repite de forma calcada a la de Limbo. No mucho hype (un poco más teniendo el antecedente, pero no tanto) hasta que se le ponen las manos encima al juego y los resultados son similares.
Inside es, como Limbo, una genialidad
La fórmula es similar, pero no igual. Un personaje sin nombre y sin rostro se mueve de izquierda a derecha avanzando por diversas zonas, desde el campo hasta una industria, pasando por zonas acuáticas y un laboratorio. Cada cierto tiempo hay que encontrar la solución a pequeños puzzles, ninguno demasiado difícil y la gran mayoría bastante ingeniosos.
Las acciones a realizar son bastante sencillas. A veces saltar de plataforma en plataforma, otras veces arrastrar cajas o manipular objetos para interactuar con el escenario y seguir avanzando. Ese avance en Inside es siempre natural e intuitivo; el juego nunca da indicaciones de nada. Ni al comienzo del juego ni al medio ni al final. Uno como jugador hace lo que hace en Inside y resuelve las dificultades porque siempre parece lo obvio, lo lógico. Nada más.
En Inside no hay muertes baratas ni inesperadas. No está diseñado para resolver el rompecabezas muriendo primero y entendiendo lo que pasó después. No es un juego difícil como Limbo, pero no porque le hayan bajado la dificultad sino porque está diseñado sobre una idea diferente. Tampoco es un juego monocromático. Hay un poco de color, no demasiado, y su diseño es perfecto para los momentos que se viven. Porque en Inside a cada rato hay momentos diferentes, los cuales no quiero describir porque eso sería matar la magia. El sonido en particular juega un rol clave en la ambientación y tanto así que jugarlo con audífonos es casi una obligación.
El juego cuenta una historia pero en realidad lo que hace es decirle al que juega que la interprete a su modo. ¿Qué está tratando de hacer el protagonista? ¿Está escapando de algo o en realidad se está adentrando en algo? ¿Qué pasa con los agentes del comienzo del juego, por qué persiguen al muchacho? ¿Qué hay detrás de los que parecen investigadores y esas oficinas industriales?
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Las explicaciones pueden ser muchas y dan pie para muchas teorías, algunas bastante aterrizadas dependiendo del prisma con que se mire. Y el final, sin lugar a dudas, no deja indiferente a nadie.
Conclusión: Playdead lo hizo otra vez
No quiero extenderme más en el texto porque no hay mucho más que decir. Inside es quizás lo más parecido a cine arte que haya en los videojuegos y debe experimentarse tranquilamente, sin ideas preconcebidas. Es cierto que es corto (como mucho, cuatro horas) pero no necesita ser más largo. Y ojo con Playdead, que en toda su vida ha sacado solo dos juegos y los dos son impecables. Aplausos por ellos y aplausos por Inside.