La demo de Dead Rising 4 en E3 2016 era bastante corta; apenas 8 minutos para recorrer una zona, completar una pequeña misión y enfrentarse a una horda de zombies con la pericia de Frank West, el periodista aquel que ha cubierto guerras.
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Sin embargo, esos 8 minutos son suficientes para detectar sutiles cambios en el modelo de combate del juego. Ahora es posible equipar tres armas diferentes y utilizarlas dependiendo del botón, sin estar necesariamente cambiando entre ellas; por ejemplo, si antes se quería pasar de un arma melee a un rifle, había que desequipar una y equipar otra. Ahora ya no, y basta solo con presionar el gatillo izquierdo para apuntar con el arma a distancia equipada sin soltar el arma cuerpo a cuerpo.
Ese pequeño ajuste de alguna forma le da más agilidad a un sistema que en realidad no cambia demasiado. Los movimientos de Frank West entre tanto zombie siguen siendo un poco pesados y con el estilo de siempre, que a estas alturas la franquicia parece no dispuesta a cambiar.
Por otra parte, Capcom Vancouver me confirmó que el mall original del primer juego será parte del mapa de la cuarta parte. No está demás recordar que Dead Rising 4 está ambientado en el pueblo de Willamette, 16 años después de que se desatara la epidemia original. Por qué Frank West tiene que volver al lugar de los hechos y que tanto han cambiado las cosas en una década y media es algo que se responderá en su momento.
Dead Rising 4 se ve bien y mejor que Dead Rising 3 -en dicho juego se notó la transición entre 360 y One-, pero la versión preliminar todavía tenía algunos tirones y bajas de framerate, aunque con los meses de desarrollo que quedan por delante aquello debería solucionarse.
Como fan de Dead Rising en general, podría apostar que Dead Rising 4 no va a servir para ganar nuevos adeptos a la saga pero sí para contentar a los que le fueron (fuimos) fieles desde el comienzo. Porque a la larga, esta franquicia de zombies tiene ciertas señas de identidad que no siempre fueron del agrado de todo mundo. Afortunadamente, Capcom (y Microsoft) están dispuestos a seguir apostando por ella y por sus “rarezas”.
