Resulta que el diseño de los viejos móviles de almeja, también conocidos como clam-shell, es tan inteligente que hasta pueden funcionar como un dispositivo que protege la vida de sus usuarios. Al menos de eso trata la torcida historia de hoy.
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Según relata IB Times un obrero de Nueva Zelanda habría salvado su vida milagrosamente gracias a que se encontraba hablando por su viejo celular de almeja Samsung mientras ocurría una explosión hidráulica justro frente a él.
El reporte, publicado originalmente en Stuff describe cómo Carl Gifford se encontraba operando una excavadora en un campo de Golf de la localidad de Wellington, cuando la maquinaria comenzó a incendiarse por una avería en los frenos.
Gifford descendió del vehículo, llamó al número de emergencias y buscó un extintor para sofocar el fuego. De pie frente a la excavadora recibió la llamada de un amigo y contestó al momento, tapando el auricular con su otra mano para mejorar el sonido de la llamada. En ese preciso momento la maquinaria explotó frente a él generando una gran bola de fuego.
Carl vivió para contarla, la explosión le causó graves quemaduras en el rostro, manos, pecho y cuello, pero el ángulo del teléfono evitó que los gases letales de la llamarada entrarán a su boca y sistema respiratorio, algo que lo habría matado seguramente por la composición y altas temperaturas.
La conclusión del personal de urgencias es que el diseño y la posición del teléfono al momento de la explosión evitaron que el trabajador terminara en el cementerio.
En otras palabras, jamás habría sobrevivido con un smartphone. Un buen motivo para usar tecnología vieja.