Cuando se hizo el primer anuncio de la producción de Better Call Saul pocos fueron los que creyeron que sería algo bueno. Todo apuntaba para resultar en una comedia negra con estilo, pero nada que lograra las proporciones míticas de Breaking Bad. Ahora, contra todo pronóstico, el panorama luce totalmente distinto.
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El pasado lunes se estrenó el primer episodio de la segunda temporada: «Switch», retomando la historia cortada hace un año, sin ningún cliffhanger en especial y bastantes dudas por responder. El reto con Better Call Saul consiste en cómo mantener el interés sobre una historia que básicamente es un flashback extendido, pero hasta el momento lo han logrado soberbiamente.
A lo largo de estas semanas iremos compartiendo nuestra reseña e impresiones sobre cada nuevo capítulo de la segunda temporada de Better Call Saul, con el afán de seguirle la pista de cerca al desarrollo de la serie, así como sus guiños, easter-eggs y tributos al universo de Breaking Bad, abriendo el espacio para comentar entre todos la experiencia de cada episodio.
Sobra decir que habrá spoilers.
«It’s never stopping me again»
Switch tiene una estructura narrativa similar a Uno, el primer episodio de la primera temporada. Abre con una secuencia en sepia donde tenemos otros vistazo a la nueva vida de Saul, bajo la identidad falsa de Gene, el paranoico Gerente de una tienda de Cinnabon que teme romper las reglas por el riesgo de exponer su fachada.
La vida de Saul se muestra monótona y con la amenaza constante de que su seguridad se fracture. Pero más importante: con el impulso contante de remorar su vieja identidad. Ya no es Jimmy McGuill, mucho menos Gene el gerente, en su mente sigue siendo Saul Goodman.
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Luego, al retomar la línea narrativa de la serie, tenemos 10 minutos repetidos de las últimas secuencias del final de la temporada pasada, para conectar con la evolución de nuestro protagonista. El título del episodio parecía sugerir que veríamos el nacimiento completo de Saul Goodman, pero para sorpresa de todos resultó todo lo contrario.
«SG was here»
Pero la fuerza y belleza de este capítulo está en los pequeños detalles. La primera secuencia parece mostrar un Saul sometido y resignado, encerrado en el cuarto de basura, hasta que la cámara se enfoca en la pared rayada con la frase «SG estuvo aquí».
La dualidad entre Jimmy y Saul, como de Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Con uno que no abre la puerta del cuarto de basura para no romper la ley y evitar el contacto con la polícia, y otro que no puede evitar hacer justo lo contrario a lo que pide el letrero en el interruptor de luz de su nueva oficina.
La relación de anhelo con Kim, donde Saul puede meterla al menos por una noche en su versión del mundo, sintiendo por un momento la posibilidad de compartir esa vida con ella, y luego renunciar a todo eso para volver a someterse al ideal de una vida corporativa como abogado.
Los guiños a Breaking Bad
A pesar de que la segunda mitad de la primera temporada se distinguió por desprenderse casi en su totalidad de los call-backs al universo de Breaking Bad en Switch encontramos que hay algunos detalles que nos remiten nuevamente a la mitología original de la serie que inició todo.
Por un lado tenemos un regreso del uso de paletas de colores, para generar conexiones entre personajes y peligros latentes. La Hummer amarilla y roja de Daniel Warmolt, con exactamente la misma combinación de tonos que el coche destartalado de Saul, parece conectar con la combinación de colores de Jesse Pinkman al inicio de Breaking Bad, sólo malos presagios.
Vuelve el patán de «Ken Wins», quien hizo su primera aparición en Cancer Man, el cuarto episodio de la primera temporada de Breaking Bad. En aquella ocasión Walter White fastidió su auto deportivo, y ahora Saul logra estafarlo para beberse una botella entera del costoso tequila…
¡Zafiro Añejo!, exactamente la misma marca y botella que usó Gus Fring en aquel sangriento brindis del capítulo «Salud».
¿Qué les pareció el episodio? Nos vemos en la sesión de comentarios.
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