Con la frase “es el trabajo soñado”, el ingeniero de software Rafael Díaz, mexicano, empleado de Microsoft para la división de OneDrive, destaca las oportunidades obtenidas de laborar con una de las empresas más prolíficas de la actualidad.
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Mientras cenamos en uno de los restaurantes que forman parte del campus de Microsoft de más de 100 edificios en Redmond, Washington, Rafa –como me pide que lo llame- me habla de lo bien que lo ha pasado en los años recientes de trabajar en la compañía. “Permitir que cada persona y cada organización en el planeta logren más” es la misión que el CEO de Microsoft, Satya Nadella, estableció para su gestión como líder de la empresa, y si bien pudiera parecer un tanto ambigua, sus aristas se extienden de manera clara desde sus empleados y ejecutivos hasta los productos y servicios que ofrecen. Un ejemplo perfecto son los USD $10,000 al año que la compañía otorga a Rafa para que estudie en Digipen, una de las escuelas de programación más importantes del planeta.
De los dos días que pude convivir con un ínfimo porcentaje de los casi 115,000 empleados que figuran en la nómina de Microsoft, puedo asegurar que esta nueva misión funciona de manera perfecta tanto en su cultura empresarial como en los productos y servicios que ofrecen.
La Tienda Microsoft
(cc) FayerWayer / Daniel Villalobos
Uno de los lugares donde pude presenciar de manera directa la nueva cultura de Microsoft fue en la tienda de productos establecida en Bellevue, Washington. Si bien al principio pudiera parecer una copia de otras tiendas de dispositivos, la Microsoft Store se muestra como una experiencia única al ofrecer una atención al cliente pocas veces vista. Uno de los mayores ejemplos es la posibilidad para los usuarios de tomar cursos detallados de manera gratuita dentro de las mismas instalaciones de la tienda para conocer las principales características de los servicios y productos que se encuentran ya en el mercado. Además, los visitantes pueden conocer de primera mano equipos que ni siquiera han salido al mercado como la Surface Book.
El lugar más silencioso de la Tierra
(Fotografía usada con permiso de Microsoft)
Si bien la cámara anecoica del laboratorio de hardware de Microsoft ya tiene tiempo de existir, es su más reciente actualización la que destaca al convertirse en el lugar más silencioso del planeta Tierra con -20.6 decibeles. Este hito se logró con una inversión de USD $1.5 millones de dólares que la compañía destinó para calibrar sus dispositivos que implican audio como bocinas o micrófonos los cuales necesitan de una precisión máxima para su construcción.
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Debo confesar que sentí un poco de claustrofobia en el momento en Erik von Fuchs, director de Ingeniería de Hardware, cerró las compuertas de la cámara y ordenó al grupo de periodistas presentes que guardáramos silencio. Una sensación de vértigo y una presión extraña en los tímpanos fueron parte de mi experiencia en los 10 segundos que estuvimos sin hablar.
Este espacio de trabajo para los ingenieros de audio es reflejo de la nueva misión en donde la misma Microsoft se permite alcanzar más con sus propios recursos.
Mirada abierta y colaborativa
(Fotografía usada con permiso de Microsoft)
Una plática con la vicepresidenta ejecutiva de Desarrollo de Negocios, Peggy Johnson, y el vicepresidente corporativo de Outlook, Javier Soltero, se enfocó a dar a conocer la nueva cultura colaborativa para abordar mercados y solucionar problemas de una mejor manera. El caso específico es Acompli, servicio de correo electrónico creado por Soltero hace un par de años y el cual Microsoft adquirió para convertirlo en lo que hoy conocemos como la versión móvil de Outlook. Tal vez lo más importante de esa compra fue que Microsoft se mostró abierto hacia el expertise externo para observar resultados como un beneficio inmediato.
En otra sección del tour, llegamos al Garage, un laboratorio en el que se promueve el ingenio y la creatividad dentro de los mismos empleados y ejecutivos de Microsoft al permitir el desarrollo de productos y/o servicios que estén afuera de la agenda. Jeff Ramos, director de esta división, se enorgullece de la mentalidad de Satya Nadella y asegura que en administraciones pasadas no hubieran podido probar cosas que ahora son el pan de cada día. “Steve nunca nos hubiera dejado traer un iPhone a este laboratorio”, confesó entre risas.
Las fallas como opción
(cc) FayerWayer / Daniel Villalobos
Un hecho curioso sucedió en la presentación de Tim O’Brien, gerente general de Comunicación Global. Mientras él platicaba de los objetivos de este tour para periodistas de tecnología, una notificación apareció en la parte baja de la pantalla en la que se advertía que el usuario tenía 15 minutos para guardar sus cambios en la sesión actual debido a un inminente reinicio de sistema para aplicar una actualización. Posteriormente, una persona llegó para tratar de evitar el reinicio de sistema pero esto no fue posible. Tim lo tomó con buena cara y terminó su charla sin darle importancia a esta situación.
Uno de los pilares en la nueva cultura de Microsoft es observar las fallas y el fracaso como una opción dentro de los procesos de la empresa. El mismo Tim nos comentó que antes la mentalidad era “no fallar a como dé lugar” lo cual significaba un peso específico para cada ejecutivo y empleado. Ahora, la idea es tomar esas fallas como parte importante del análisis general de oportunidades y riesgos en la compañía sin tener que observarlas como una situación de catástrofe interno.