Columna

Ministerio de Innovacion: ¿Hasta cuándo esperamos?

¿Sabían que la economía chilena, prácticamente, colapsó cuando los alemanes inventaron en 1920 un sustito al salitre, nuestro principal ingreso a fines del siglo XIX?. Menos mal que el mundo comenzó a utilizar cada vez más cobre para construir cableados eléctricos y otros tantos componentes electrónicos, lo que llevó nuevamente a nuestro país a niveles de PIB destacables en la región.

Pero ¿ha cambiado algo desde el siglo XIX hasta hoy? Nada. En esa época, éramos dependientes del salitre, hoy, somos dependientes del cobre, que representa cerca del 57% de nuestras exportaciones. Un claro ejemplo de ello, es que nuestras arcas fiscales, las que financian el funcionamiento del aparato estatal y el gasto público en general, se confeccionan a partir de las proyecciones del precio del cobre para el año siguiente.

No quiero asustarlos, pero ¿qué pasaría si ahora, nuevamente, un alemán inventa algún sustituto del cobre? ¡Se acabó todo! Basta de eso de ser “los jaguares de Latinoamérica”. La economía se iría al piso y trataríamos de salvar al país en base a otros commodities, como la madera, el salmón y las frutas. Pero la situación no sería para nada esperanzadora.

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¿Cómo evitamos, entonces, que pueda ocurrir una tragedia de esta magnitud? ¿Cómo prevenimos que, si en el futuro “se acaba el cobre”, nuestro país no se vaya al piso? La respuesta es una sola: ¡Con innovación! Exacto. Así como lo hizo Israel cuando pasaron de ser un país de tierras áridas donde no se podía plantar absolutamente nada, a ser una “startup nation” con un PIB principalmente compuesto por innovaciones tecnológicas. O un Corea del Sur que en base a estar años y años en guerra con su vecino del norte, con un país no muy rico en recursos naturales, encontró en la innovación y la tecnología la respuesta a ser el día de hoy la 13° economía más grande del mundo.

¿Y Chile? ¿Vamos a esperar a que se nos acabe el cobre, a que estemos en la miseria absoluta para recién despertar y darnos cuenta que debemos apostar al talento, al ingenio y a nuestra capacidad creativa para convertir a nuestro país en una nación desarrollada? No creo que sea necesario esperar. Esto lo debemos resolver ahora, no podemos esperar ni un solo día más. Por eso estimada señora Presidenta le pido máxima urgencia en un tema que lleva años esperando: ¡Necesitamos un Ministerio de Innovación!

En el país se han hecho muchas cosas: capitales semilla de CORFO para emprendedores innovadores, Becas Chile para que nuestros estudiantes más talentosos se perfeccionen en el extranjero; fondos de investigación para nuestros científicos; incentivos tributarios para que las empresas inviertan más dinero en I+D; fuertes inversiones en infraestructura de telecomunicaciones, para que seamos cada vez más digitales; Startup Chile, para que el talento del mundo venga a hacer negocios innovadores a nuestro país, y un largo etc. A pesar de todas estas iniciativas, ¿hemos dado un salto importante durante todo estos años? No. Seguimos dependiendo de cobre y seguimos con muy malos indicadores, en prácticamente todos los rankings de innovación e I+D a nivel mundial.

Por eso necesitamos ahora mismo un Ministerio de Innovación. Y así, a secas, sin un “de ciencias” o “de tecnología” detrás. Todos los demás apellidos no son más que importante elementos en una cadena para que la innovación ocurra.

Agencias como CORFO, CONICYT y FIA, han hecho un trabajo increíble y con grandes resultados todo estos años, pero están desarticulados, sin una coordinación central, siendo utilizadas en distintas pugnas de poder político bajo distintos ministerios, que buscan otros objetivos, generalmente, de corto plazo.

Un Ministerio de Innovación, debería tener bajo sus responsabilidades absolutamente toda la cadena ya tantas veces mencionada por expertos: se detecta un problema y se investiga cómo solucionarlo (Investigación); se desarrolla una solución para éste problema (desarrollo) y luego, se lleva al mercado (innovación). En algunos casos, se lleva al mercado mediante una nueva empresa (emprendimiento). ¿Bastante simple, no? Esto se llama I+D+i+E. Esa debiera ser la responsabilidad de un Ministerio de Innovación: que absolutamente todas las agencias estén bajo una mirada común, con un ministro que piensa en el largo plazo y que tenga, obviamente, no sólo más poder que el Ministro de Minería, sino que a la par de un Ministro de Hacienda. ¡Porque este ministro será el responsable del futuro de Chile!

Plata hay. Programas y agencias, también. Talento e ingenio, es lo que menos le falta a los chilenos. En infraestructura, estamos mejor que nunca y tenemos commodities suficientes para al menos sobrevivir un par de años más, sin que pasemos hambre. Ahora es el momento de darle máxima importancia a este tema. Por eso no debemos esperar un minuto más. ¿Y si la conformación del nuevo ministerio de innovación no quedó perfecta? Bueno, ¡la cambiamos! Fallamos y con el aprendizaje volvemos a estructurarlo. Como en todo proceso de innovación y Lean Startup la gracia es justamente fallar y aprender en el camino.

Pero no podemos seguir años y años discutiendo por como partimos esta “idea”. ¡Hay que partir ya! Basta de comisiones de grandes pensadores que ya se han juntado miles de veces, entregando miles de informes de sugerencias. Ya da lo mismo cuál sugerencia van a seguir, en el peor de los casos, se falla y se aprende en este camino como todo proceso innovador… ¡Lo importante es hacerlo ahora ya! Tirarse a la piscina. ¡Atreverse a Innovar!

Las opiniones vertidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del columnista y no representan el pensamiento de Wayra Chile ni del grupo Telefónica.

Claudio Barahona

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