Un grupo de investigadores habría dado por fin (en teoría) con el gen específico que interviene y marca la diferencia entre lograr un sueño tan corto como reparador o uno que resulta todo lo contrario, por más prolongado que sea. Descubriendo de paso un par de proteínas involucradas directamente en el proceso que ayudan a determinar el verdadero descanso.
El consenso general entre las personas es que basta tener una sesión de 8 horas de sueño en promedio para poder ser un miembro productivo y funcional de la sociedad al día siguiente, sin embargo todos conocemos a alguna persona que necesita mucho menos tiempo de reposo para estar totalmente activo en su jornada cotidiana; a su vez que conocemos a más de algún amigo que necesita mínimo esas ocho horas para salir avante. Ahora la ciencia explica una teoría interesante del por qué, y todo resultaría ser culpa de un solo gen.
Entre moscas y humanos no habría mucha diferencia
De acuerdo con una investigación, publicada en la más reciente edición digital de Current Biology y realizada por el Instituto Farber de Neurociencias de la Universidad Thomas Jefferson, existe un grupo concreto de factores que intervienen en el proceso molecular que define el “perfil de sueño” de cada individuo, existiendo una variación genética que hace que no todos necesiten el mismo periodo de descanso.
Las pruebas para comprobarlo las hicieron en un grupo de moscas, en donde aplicaron una serie de experimentos genéticos y bioquímicos que los llevaron a dar con la clave, así lo explica Kyunghee Koh profesor asistente de Neurología de dicha Academia y principal autor del estudio:
(CC) orangeacid / Flickr
El Cdk1 es un gen, presente en diversas especies, incluida la humana, con sus respectivas variaciones, cuya función normal consiste en suprimir el sueño y promover la vigilia; se encuentra presente en todos en distintas proporciones y se ve directamente influenciado por dos proteínas: la taranis y la ciclina A, reguladores de la división celular y presentes en algunos grupos de neuronas. Ambos al entrar en contacto con la Cdk1 logran mesurar su actividad, manteniéndola apagada para permitir un buen sueño.
En las pruebas realizadas por Koh y su equipo se descubrió que en aquellas neuronas donde se encuentran presentes la taranis y la ciclina A, ubicadas en el área del cerebro de la mosca equivalente al hipotálamo humano (que funciona como centro regulador de sueño), se presentó una reducción sustancial del mismo al bloquear la taranis en las 14 neuronas donde estaba presente, de modo que la Cdk1 se mantuvo activa disminuyendo el periodo de descanso.
La taranis es una proteína que también se encuentra presente en el cuerpo humano, bajo el nombre de Trip-Br, y bajo este principio los investigadores ahora buscarán llevar su experimento a la siguiente etapa, para comprobar al 100% que la Cdk1 también funciona como regulador en la efectividad del descanso humano.