Las dos cámaras del parlamento de Australia aprobaron este lunes su propia versión de la ley SOPA, permitiéndoles a las Cortes Federales censurar y bloquear el acceso desde el país a cualquier sitio web internacional bajo argumentos bastante difusos.
La situación es bastante preocupante, pues con la ley aprobada, cualquier empresa en Australia podrá recurrir a un juez federal para que bloquee el acceso desde el continente a cualquier sitio web cuyo “propósito primario” sea “facilitar” el acceso a contenidos con derechos de autor.
Pero, ¿”propósito primario”? ¿”Facilitar”? Son leyes, no pueden ser algo difuso. Esa pregunta se hacen muchos políticos y académicos de Australia como el profesor de derecho de la Universidad Nacional Australiana Matthew Rimmer, quien catalogó de “bastante radical” a la ley recientemente aprobada.
Lo más patético de todo es que la ley está basada en un argumento ridículo y falaz: Que ayudará a salvar empleos porque la piratería le cuesta a la industria cinematográfica unos 6.100 empleos al año. Sin embargo, la industria cinematográfica australiana cuenta con unos 31.000 empleados, y la cifra ha ido en aumento año tras año pues en 2011 contaban con 24.000 empleados.