El mundo del streaming de música ha perdido a uno de sus miembros fundadores. Grooveshark ha terminado.
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En el sitio web se puede leer un largo texto firmado por la compañía, explicando las razones del cierre y especialmente reconociendo los errores que llevaron a Grooveshark a terminar en un litigio legal del que no pudieron salir airosos.
A continuación un extracto:
Comenzamos hace diez años con la meta de ayudar a la gente a compartir y descubrir música. Pero pese a que teníamos las mejores intenciones, cometimos graves errores y no fuimos capaces de conseguir licencias para gran cantidad del catálogo que teníamos disponible.
Eso estuvo muy mal y ofrecemos disculpas. No hay excusas.
[…] Cuando partimos, había pocos servicios ofreciendo una experiencia similar. Ese no es el caso hoy, donde existen muchos servicios como Spotify, Deezer, Google Play, Beats Music, Rhapsody y Rdio, entre otros.
Si aman la música y respetan a los artistas y todos los que hacen que esa música sea posible, usen un servicio licenciado que compense justamente tanto a los artistas como a los dueños de los derechos.
El comunicado también explica que una vez efectivo el cierre, se eliminaron todos los registros existentes en los servidores (léase: música) pertenecientes a terceros y se entregó la propiedad del sitio y de las aplicaciones para móviles; todo esto, como parte del acuerdo legal alcanzado con los demandantes.
Lo cierto es que la vida de Grooveshark se fue haciendo cada vez más difícil con el pasar de los años. Fue apuntada por todas las discográficas como un servico derechamente pirata, tanto así que hasta Google lo puso en su lista negra. Por ahí logró acuerdos con el sello EMI y Sony, pero mientras eso sucedía Spotify y sus pares se iban abriendo camino y ganándose al público (excepto Tidal).
Gracias por tanto, Grooveshark.