En una entrevista con Digiday el padre del emoticon, Scott Fahlman, aseguró que jamás imaginó el impacto cultural que tendría su invención, el signo que combina los dos puntos, una raya y un paréntesis para expresar una emoción que no siempre es sencillo de explicar con palabras.
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Fahlman creó los emoticones cuando era un profesor de las ciencias de la computación e inteligencia artificial en la Universidad Carnegie Mellon en 1982. En ese entonces la forma de realizar vida social a través de Internet era mediante el envío masivo de correos electrónicos, el problema era cuando había que diferenciar las bromas de los mensajes serios.
Mientras que algunos sugerían algo tan aburrido como marcarlos con un asterisco, Fahlman consideró que no era muy intuitivo y sugirió, inspirado en el logo de smiley, que con tres caracteres se podría ‘dibujar’ una sonrisa. La sugerencia se esparció masivamente y hoy en día 🙂 es un signo universal de sonrisas.
Sin embargo, Fahlman señaló que cuando comenzó el desarrollo de software comercial en la década de los noventa, «uno comenzó a ver esos espantosos círculos amarillos«:
Creo que [los emojis] son feos, y quizá es por mi apego al original dado que yo los inventé. Lo peor era que Microsoft, AOL y otras empresas comenzaron a activarlo por defecto en las conversaciones, por lo que cuando tecleaba mi lindo emoticon de texto, lo convertían en algo que no me gustaba. Si a la gente le gustan los emojis, bien, pero yo no.
El creador del emoticon no encuentra que hay creatividad alguna «en crear círculos amarillos con una carita sonriente«, y señaló como anécdota que una vez un joven de Sudamérica se quejó ante él que Apple no tenia un emoji en forma de balón de voleibol. «Bueno, pues yo no estoy a cargo. Ni siquiera me gustan«, respondió el catedrático, quien agregó:
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Si me preguntan a mi, el primer verdadero emoticón fue el signo de exclamación [!], pues era un texto que involucraba una emoción sin expresarlo con palabras.