La noche del domingo 15, la empresa MVS Radio emitió un comunicado para informar que terminaba su relación laboral con la periodista Carmen Aristegui. La comunicadora, célebre por destapar hace unos meses el conflicto de interés entre el presidente Peña Nieto y una empresa constructora, fue cesada después de que condicionara su permanencia a la recontratación de dos miembros de su equipo de investigación despedidos días antes.
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El conflicto se remonta a la presentación de Méxicoleaks, la plataforma de filtraciones anónimas presenta a inicios de la semana pasada. Una de las organizaciones firmantes fue el equipo de investigación de Aristegui/MVS Noticias, conformado por la periodista y otro grupo de reporteros que han indagado en casos importantes recientes como la casa blanca de USD 7 millones de Peña Nieto, la matanza del Ejército en Tlatlaya o la casa del secretario Luis Videgaray en Malinalco, adquirida a un grupo beneficiado por el gobierno.
MVS reclamó que el equipo de Aristegui se hubiese adscrito a Méxicoleaks sin consulta previa con los dueños del medio, deslindando a la empresa de la plataforma de filtraciones. En respuesta, la cadena despidió a los periodistas Daniel Lizárraga e Irving Huerta por utilizar la marca de MVS sin autorización expresa. Además, la empresa presentó una nueva serie de lineamientos para sus conductores, además de cambios en la Unidad de Investigaciones Especiales.
La medida no cayó bien a Carmen Aristegui, quien presionó a los dueños de MVS a contratar nuevamente a Lizárraga y Huerta, advirtiendo que, en caso contrario, ella dejaría el espacio radiofónico. El defensor de la audiencia de MVS, Gabriel Sosa, también criticó la postura de la empresa ante los acontecimientos. Debido al conflicto entre Aristegui y MVS, medios internacionales como The Washington Post consideraron que Méxicoleaks ya había causado controversia incluso antes de su primera historia.
Las reacciones
El despido generó un rechazo masivo. Una petición en línea para pedir a MVS que no sacara a Aristegui del aire ha juntado 170.000 firmas hasta ahora. Por su parte, el ombudsman Sosa consideró que MVS desoyó a la audiencia y lamentó la decisión de prescindir de la periodista.
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Para algunos analistas, como el periodista Julio Astillero, el despido de Aristegui tiene un trasfondo político, puesto que la reacción de MVS ante el uso de marca fue “desmedida y desproporcionada”. Por su parte, Raymundo Riva Palacio, argumenta en su columna titulada Aristegui y el huevo de la serpiente que:
Como otros periodistas en este sexenio, [Aristegui] ha sido sometida a espionaje político con amenazas implícitas a su seguridad, y desde que difundió la investigación originada y realizada por Rafael Cabrera sobre la casa blanca, dejaron de autorizarle entrevistas en Los Pinos con un gabinete que, previamente, desfilaba gustoso ante sus micrófonos.
La revelación de la casa blanca fue el punto de quiebre de ella con el gobierno y de la empresa con ella, aunque objetivamente hablando, es uno de los golpes periodísticos más importantes en la vida de esta incipiente democracia, al exhibir los usos y costumbres del viejo sistema político y provocar, al dejar al descubierto un conflicto de interés que involucra al presidente de la República, la construcción de un sistema más abierto donde la transparencia rija la conducta pública de los gobernantes.
Medios como El País también han destacado el despido de Aristegui, reconocida dentro y fuera de México como una de las voces más criticas en el periodismo en español; mientras que la BBC destaca el vínculo del despido con el escándalo de la casa de Peña Nieto. Otros, como el periodista Jorge Ramos, fueron más directos.
Al cierre de estas líneas, la Presidencia de México no ha emitido comentarios ante la salida de la periodista del aire.