Google fue creado con una meta: organizar la información de la web y hacerla accesible desde un buscador. La empresa no fue la primera en crear un buscador, pero sí fue la mejor en desarrollar un algoritmo que muestra la información más relevante que estás buscando.
Desde que Google creció para convertirse en la compañía que es hoy, podemos decir que muchísimas cosas han pasado. Es más, aunque la organización aún se conoce como “la empresa del buscador”, cuenta con productos con más relevancia, como Android o YouTube.
Pero, como tales, los buscadores empiezan a ser ¿irrelevantes? Es decir, cientos de millones de personas hacen búsquedas en Google, Yahoo, Bing y DuckDuck Go. No son elementos de Internet que vayan a desaparecer ni hoy, ni mañana, ni en 10 años. Sin embargo, los buscadores tienden a ser irrelevantes al dejar de ser buscadores y ser más fuentes de conocimiento.
Por ejemplo, cuando se le pregunta algo a Siri, ésta muestra resultados desde un servicio, en el cuál pudimos haber hecho una búsqueda tradicional. Esto también sucede con Google Now: Google muestra resultados directos y no un listado de sitios que pueden o no tener la respuesta que buscas
Hace diez años no teníamos las mismas aplicaciones disponibles ahora, tampoco tenemos PC tan completos que se han reducido al tamaño de un smartphone, con velocidades inalámbricas más rápidas del mejor ADSL de hace un década.
Tampoco existían los millones de usuarios en Internet actuales. La Web ha pasado de ser una serie de páginas con información a ser una serie de páginas con personas que poseen información. En ese punto, es donde es posible que un buscador termine por ser irrelevante, pues tiene un algoritmo que responde directamente tu duda o a miles de personas que la contentan.
El buscador, algo del pasado
En esta teoría, el buscador es algo arcaico cuyos resultados están minados por la lacra del mal posicionamiento. Frecuentemente, cambian sus algoritmos para que aquellos que los engañan con el fin de colocarse en los primeros resultados sean castigados. Sin embargo, aún así siempre hay alguien que logra ponerse en posiciones que no le correponden.
Los resultados de Siri, las tarjetas de Google Now o los cuadros/respuestas directas de Google son un ejemplo de como los buscadores, para evitar a estos expertos en posicionamiento, intentan gestionar ellos mismos las respuestas a las preguntas más corrientes. ¿Cuándo jugará mi equipo favorito? ¿Cuándo lloverá en esta ciudad? ¿En qué cine cerca de mi estrenan una película? Incluso abarcan servicios, como la compra directa de billetes de avión.
Una serie de enlaces azules en dos o tres páginas ―que son las que vemos, no más― ha dejado de ser relevante. Para evitar estos resultados es más fácil hacer una pregunta en una red social, como Twitter, o buscar una respuesta especializada en Quora o LinkedIn.
Pongo los ejemplos de Siri y Google Now porque son las herramientas actuales que podemos usar para mostrar respuestas a preguntas concretas. Sin embargo, este fenómeno no hará más que crecer. Con más algoritmos y una Internet cada vez más móvil, es normal que los buscadores terminen mostrando respuestas directas para ahorrarnos tiempo.
El caso de Bing
Me gusta Bing porque no es el típico buscador. Bing está lejos de ser “el Google de Microsoft”, es más un software que gestiona resultados para usarlo en aplicaciones. Casi podríamos llamarlo buscador transparente.
La aplicación de noticias de Windows está gestionada con resultados de Bing, la del Tiempo o Bolsa, resultados inteligentes de Bing. Lo mismo es Cortana, el ayudante de Windows Phone que llegará a Windows 10 en escritorio y móvil. Bing es el ejemplo de que un buscador es sólo la cara al público, pero la verdadera joya está en los servicios que hay conectados en ella extrayendo información.
Este es el futuro del buscador. Ya conocen el contenido de toda la Web y no hace falta organizarlo, lo que hace falta es entender qué dicen para mostrar el resultado directamente.