En 2014 el blogger Raif Badawi de nacionalidad saudí fue sentenciado a 10 años en prisión, a recibir 1.000 latigazos y pagar una multa de más de USD $260.000. Su delito fue crear un foro llamado Arabia Red Liberal.
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La libre expresión de ideas no es el fuerte en Arabia Saudita, por eso crear un foro donde discutir con libertad cualquier tema del país o del islam, fue lo que le llevó a cumplir esta condena. Desde el pasado 9 de enero empezó a recibir 1.000 latigazos, repartidos en tandas de 50 durante 20 semanas.
El delito oficial de Badawi fue crear un foro donde se podía ridiculizar a diversas figuras religiosas, también “poner en peligro la seguridad general”.
En un momento donde por el ataque terrorista a Charlie Hebdo en Francia está más que presente nuestro derecho universal de libertad de expresión, este es uno de los muchos temas pendientes que la comunidad internacional debe arreglar.
La condena a Raif Badawi fue un ejemplo para otras personas que quieran crear sitios para hablar de política o de religión en este país. Además, en Arabia Saudita está prohibido ejercer el cristianismo o ser agnóstico o ateísta, lo que agregó más dureza al castigo de Badawi.
Tanto EE.UU. como organizaciones tipo Amnistía Internacional, Human Rights Watch y Reporteros Sin Fronteras han pedido a la justicia saudí que suspenda la sentencia, pero como ejemplo que es, Badawi recibirá los 950 latigazos restantes, después de la llamada a la oración en la mezquita Al Jafali, en Yidda.
Algunos de sus escritos están recogidos en The Guardian, entre ellos un ejemplo.
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Ninguna religión ha tenido ninguna conexión con el progreso cívico de la humanidad. No es un fallo por parte de la religión, sino que todas las religiones representan una particular relación espiritual entre el individuo y el Creador. Sin embargo leyes positivas son una necesidad humana y social porque las normas de circulación, derecho laboral y los códigos que rigen la administración del Estado difícilmente se pueden derivar de la religión.
¿Je suis Badadi? Sí, je suis, porque la libertad de expresión está por encima de todo, aunque en ocasiones no nos guste.