Oculus anunció la creación de una nueva división interna llamada Story Studio, la cual se encargará de producir películas en realidad virtual (VR). La idea de Story Studio es servir como referente a otros directores y estudios de Hollywood que desean usar esta tecnología para sus proyectos cinematográficos, algo que Oculus ha empujado muy fuerte.
El primer corto se titula Lost y es dirigido por Saschka Unseld, un animador de Pixar responsable del corto The Blue Umbrella. Para Lost se ha empleado el último prototipo del Oculus Rift, conocido como Crescent Bay. El corto tiene una duración de entre 4 y 10 minutos, que depende de la interacción con el espectador.
A diferencia de una película común en la que somos espectadores, Lost y los proyectos que usarán Oculus ponen al usuario en medio de la acción. Brian Iribe —CEO de Oculus— comentó que “la magia de la realidad virtual hace que sientas que estás presente en el escenario”.
Arte conceptual de Lost (c) Oculus VR
El director del cortometraje comentó las diferencias del cine tradicional con aquel que usa VR. “El cine es un medio secuencial, es como una dictadura del director”, aseveró Unseld. Con la realidad virtual las cosas cambian, ya que no es el director quien determina en su totalidad como verás la escena. El espectador es quien tiene el control, lo que cambia por completo el concepto de narración.
Lost será mostrado en el Festival de Cine de Sundance como una prueba de lo que puede hacer el Oculus Rift. La empresa espera que una vez que vean el corto y entiendan el proceso de producción, los directores se sentirán más confiados e interesados en abordar proyectos de cine en realidad virtual.
El cortometraje se suma a otros proyectos que se presentarán en el festival de cine. Anteriormente habíamos reportado la existencia de Zero Point, un documental en 360 grados optimizado para el Rift.
¿Será que Lost pueda convencer a James Cameron u otros directores famosos para implementar esta tecnología en sus películas? El responsable de Avatar declaró hace unos meses que la realidad virtual le producía bostezos por la falta de interactividad con el usuario.
