Algo más que sólo observar es lo que quieren hacer en la compañía PrecisionHawk, lugar en que se están probando drones que pueden recolectar agua desde los pozos petroleros de sus clientes. Este líquido es vertido en un recipiente y llevado a un laboratorio donde se determina si hay o no filtraciones de petróleo, algas o insectos.
PUBLICIDAD
Esta iniciativa pretende ser aplicada para futuros estudios ambientales e incluso dotar a las máquinas de algunos elementos para que éstas hagan un análisis previo con el fin de saber si el agua está contaminada o no.
Los drones son capaces de manejar diversos tipos de líquidos con distintos niveles de viscosidad. En el siguiente video, se muestra el funcionamiento de estas máquinas.
Una utilidad importante que puede salir de estos análisis es que se podrían recolectar algunas muestras de ADN de especies vivientes (sean animales, vegetales o microorganismos), y así determinar si dichos seres vivientes padecen alguna enfermedad producida por la contaminación de su ecosistema.
Además de lo anterior, también ayudaría a los científicos a indagar en lugares más remotos y de difícil acceso para el ser humano. “Si subes al norte de Canadá o a Alaska, hay literalmente miles de estanques y lagos de algunos varios acres de tamaño. Tratar de caminar o tomar un bote para recoger muestras de agua es prácticamente imposible”, dice el CEO de PrecisionHawk, Ernest Earon, a Technology Review. YangQuan Chen, profesor de la Universidad de California y diseñador de su propio quadrirotor, apoya lo expresado por Earon, agregando que “Hay algunos lugares que no pueden ser alcanzados por un bote o un vehículo. Simplemente no puedes ir ahí, así que tienes que usar un drone”.
La competencia entre ambos productores podría ayudar a la ciencia en un futuro bastante cercano. Mientras el diseño de PrecisionHawk tiene un valor de USD $16.500, el de Chen sólo cuesta USD $1.000, por lo que un futuro mercado de drones para el desarrollo científico no suena para nada descabellado.