Ridley Scott, uno de los directores de cine más creativos e importantes de las últimas décadas acaba de anunciar que producirá una miniserie sobre la vida de Jack Parsons.
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Seguramente el nombre no les resulte familiar; en los últimos tiempos, la NASA lo ha borrado injustamente de sus anales, aunque de a poco está reclamando el lugar que merece.
Parsons era un hombre extraño -autodidacta y pionero de la ingeniería espacial, es tal su importancia e influencia que aún hoy se sigue diciendo en broma que el JPL (Jet Propulsion Laboratory, responsable de construir el Voyager y de misiones espaciales como Curiosity y Cassini significa en realidad Jack Parsons Laboratory ―y el principal motivo para hacerlo es que fue uno de sus fundadores―. Pero también era un mago, ocultista y discípulo del controvertido Aleister Crowley (para quien toda publicidad era buena publicidad y no renegaba de ser calificado como “el hombre más perverso del mundo”). Estas dos facetas se mantienen a lo largo de toda su vida, a veces sin problemas, pero otras no tanto, hasta su misteriosa muerte.
Ciencia ficción y pólvora
Nacido a principios del siglo XX (en el año 1914) en una familia de clase media, al ingresar a la escuela secundaria se hizo amigo de Edward Forman, con quien compartía el interés por las historias de ciencia ficción y por la pólvora. Juntos empezaron a hacer pruebas en terrenos baldíos y los patios de sus casas ―sus profesores se asombraban porque a pesar de que su nivel académico general era bastante pobre demostraba conocimientos y aptitudes magníficas para la química―. Y cuando, tras el fallecimiento de su padre, debió conseguir un trabajo medio tiempo, lo hizo en la Hercules Powder Company, donde su amor por los explosivos y su potencial no hizo más que crecer.
Continuaba con sus experimentos caseros, con los que lograba importantes avances que le permitieron iniciar a principios de la década del 30 conversaciones con algunas de las mentes más importantes del campo, entre ellas el ingeniero nazi Wernher von Braun, diseñador del V2 y, Operación Paperclip de por medio, el Saturn V que llevó al hombre a la Luna (años más tarde von Braun contó que una de sus mayores influencias fueron las historias mitológicas y religiosas de la India).
Al terminar el secundario más de una vez intentó cursar una carrera universitaria, pero los costos prohibitivos de las universidades con buenos programas de Física hicieron que ese sueño fuera imposible.
Desesperado, asistió con su amigo de la infancia a una conferencia del ingeniero en cohetes Eugen Sänger, quien los puso en contacto con Frank Manila, un académico y matemático que compartía los mismos intereses; juntos querían llegar al espacio, pero no dijeron eso al Instituto Caltech cuando solicitaron fondos ya que por aquel entonces ese deseo era parte de la ciencia ficción y se habrían reído de ellos si lo planteaban de manera honesta (y le habrían negado los fondos). Bien encaminado, con los fondos y contactos necesarios, Parsons comenzó de manera formal una carrera que lo llevaría a desarrollar, de manera directa o indirecta, muchos de los avances que permitieron llevar al hombre a la Luna (uno de los cráteres del lado oscuro de la luna fue bautizado Parsons, en su honor).
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Hablando de lados ocultos… desde chico, Parsons unió a su interés por la ciencia ficción una afición por lo oculto. A finales de la década del 30, establecido en su carrera y casado, fue puesto en contacto con la OTO, una orden mágica y para-masónica que había sido modificada por Alesiter Crowley y funcionaba también como receptáculo de sus ideas religiosas: Thelema.
La impronta individualista de la visión thelémica le agradó inmediatamente a Parsons: bajo el lema de “hacer tu voluntad será el todo de la ley” quitaba el foco de las figuras de control y lo ponía en la experiencia religiosa individual. Parsons y su esposa fueron iniciados en la orden e, involucrado en los aspectos administrativos y en parte gracias a un creciente bienestar económico producto de su éxito laboral, terminó siendo el encargado del capítulo local de la OTO. En esta misma época engañó a su esposa con la hermana (su cuñada, llamada Sara), generando su separación ―lejos de pelearse, siguieron viviendo todos juntos, de manera comunal, con un grupo de amigos, ocultistas y bohemios, músicos, artistas y anarquistas; la casa, además, funcionaba comp templo de la OTO―.
Hexagrama unicursal, símbolo importante en Thelema
Teniendo en cuenta la naturaleza sensible del trabajo de Parsons con instituciones académicas y para el Estado, en el momento en que el Departamento de Policía de Pasadena recibió la denuncia de la existencia de un “culto de magia negra” (y teniendo en cuenta que el consumo de drogas por parte de Parsons era de público conocimiento) hizo su aparición el FBI.
La lista de motivos por los cuales atrajo la atención del FBI es en realidad enorme: no sólo recitaba himnos místicos y conjuros mientras despegaban los cohetes, distribuía escritos anarquistas en organismos del Estado y elogiaba el consumo de sustancias psicodélicas como el Peyote, sino que donaba gran parte de su salario a la OTO y a Crowley, quien era sospechado erróneamente de haber sido un espía alemán durante la Primera Guerra Mundial (cuando, de hecho, es más probable que haya sido al revés, que haya sido un agente encubierto; de otro modo no se explica su breve involucramiento en la Inteligencia británica durante la Segunda Guerra, de la mano del autor de James Bond, el excéntrico e investigador de lo oculto, Ian Flemming). Como consecuencia de sus prácticas extra-laborales, los problemas que traía su promiscuidad (de la que no eran excluidas compañeros de trabajo) y su manera de trabajar creativa e intuitiva, en el momento en que los avances logrados estaban finalmente dando frutos, lo terminaron sacando del JPL (otros cofundadores acordaron una operación con el requisito de que él y Forman se fueran).
Magia, rituales y amor
Hace su aparición ahora L. Ron Hubbard, quien unos años más tarde crearía la Cienciología, pero era por aquel entonces un escritor de ciencia ficción que había sido dado de baja del ejército. Juntos se hicieron amigos y decidieron hacer una operación mágica sin precedentes (una serie de rituales con un objetivo determinado): invocarían a Babalon, harían que el arquetipo femenino thelémico (una especia de María sin lo virgen) se manifieste en el “plano físico”.
Entre 1945 y 1946 llevaron a cabo el Babalon Working, que funcionaba de la siguiente manera: después de una serie de “aperturas” (rituales de transición, para alterar el estado de consciencia) hacían rituales de magia enoquiana (creada en el siglo XVI por el mago y espía de la reina Elizabeth, quien firmaba sus cartas cifradas como 007). Tras lo cual… Jack Parsons se masturbaba y Hubbard describía lo que veía en el “plano astral”.
Para Parsons, el resultado directo de la Operación fue la aparición en su vida de Marjorie Cameron: una actriz pelirroja de la que se enamoró al instante y a la que consideró su Mujer Escarlata (un nombre alternativo de Babalon). Por tanto, para Parsons, el ritual tuvo éxito: funcionó como catalizador emocional para reconocer a una mujer con la que conviviría hasta el día de su muerte.
Marjorie Cameron en una escena de la película “Night Tide”.
Aunque, claro, si fuese todo tan sencillo habría sido aburrido: mientras esto ocurría Parsons seguía en pareja con la hermana de su esposa.
El final de la aventura fue el siguiente. Imaginen a Jack Parsons, un hombre de poco más de treinta años, apuesto y exitoso, invocando a un demonio para evitar que Hubbard escape en un yate junto a Sara, a quien había conquistado, y unos 10.000 dólares de Parsons. De hecho una tormenta impidió que Hubbard escape, pero sólo logró recuperar un tercio del dinero; Sara se quedó con Hubbard, con quien terminó casándose a pesar de que ya estaba casado con Margaret Grubb.
Existe la sospecha de que Hubbard haya contactado a Parsons como miembro encubierto del FBI o una agencia de inteligencia, pero no suelen hablar de eso los seguidores de la Dianética. Los últimos años de Parsons fueron complicados: un anarquista que defendía la teoría marxista y cantaba himnos a la naturaleza no tenía lugar trabajando con explosivos para el Gobierno de Estados Unidos después de la Guerra.
Llegado un punto fue acusado de ser agente de inteligencia del recién creado Estado de Israel y le prohibieron trabajar con cohetes y explosivos en suelo norteamericano. Por eso decidió viajar con Cameron a México, donde trabajaría creando una fábrica de explosivos para el gobierno nacional.
Mientras preparaba la mudanza, murió en una explosión. El reporte oficial dice que se debió a un accidente con fulminato de mercurio que mantenía en su casa, apoyándose en la vida peligrosa, o errática, de Parsons. Pero lo cierto es que en todos sus años de trabajo e investigación siempre cumplió con todos los requisitos de seguridad y nunca tuvo un accidente ―claro que la primera vez puede haber sido también la única―. Entre las otras causas posibles de muerte se encuentran: suicidio (debido a los problemas financieros que implicaban las prohibiciones de trabajo) y asesinado por varias agencias de inteligencia, el magnate Howard Hughes y hasta seres mágicos. Una vida misteriosa no podía tener otro final.
Su legado también tiene dos facetas. Por un lado, sigue teniendo los mismos problemas que tuvo en vida: la NASA se avergüenza de contarlo entre los pioneros de la ingeniería espacial y recién está empezando a ser (re)valorado. Por otra parte, y en gran medida mediante la obra de Kenneth Grant, se volvió en mito. Cuenta la leyenda (moderna) que, con el Babalon Working, Jack Parsons y L. Ron Hubbard crearon un portal dimensional por el que comenzaron a ingresar visitantes de otros mundos: los ovnis. Debido al enorme poder de la magia enoquiana en manos de Parsons (perdón, no pude evitarlo), fue generado involuntariamente un vórtice dimensional por el cual ingresaron los objetos voladores no identificados. De hecho, uno de los primeros avistamientos de ovnis fue el de Marjorie Cameron tiempo después de hacer su aparición triunfal en esta historia; claro que esto no explica ni justifica nada, pero tampoco tendría por qué hacerlo. Una vida misteriosa, un mito oscuro y misterioso.