Cuando el diario The Guardian publicó las primeras revelaciones que Edward Snowden obtuvo de la NSA, la reacción más importante por parte del primero fue retirarse de la vida pública, y que la gente y los medios de comunicación se centrasen en la historia, no en él.
Snowden no entendía que una historia tan importante necesita una cara que muestre que eso era una realidad. Su plan no funcionó y finalmente aceptó su papel como revelador de secretos. Esto ha valido para que el mensaje sobre la seguridad de Internet se tome más en serio. El mundo necesitaba una cara con la cual relacionar este escándalo y la encontró.
Un reciente estudio hecho a miles de personas de varios países (entre ellos México) muestra que algo cambió desde que se sabe que EE.UU., Reino Unido, entre otras naciones, han espiado las comunicaciones en bruto.
Según el análisis de CIGI-Ipsos, 60% del total de los encuestados ha oído hablar de Snowden y 39% ha tomado o están tomando precauciones para proteger su privacidad en Internet.
¿Qué nos muestra este estudio?
Lo más importante es que la gente por fin empieza a preocuparse de que información suya está en Internet; y no sólo son datos que se publican de manera semiconsentida, sino también los que se recolectan de forma invisible, como los hábitos de navegación.
Los datos personales son un bien importante que durante años hemos dejado deliberadamente libres en redes sociales o en comunicaciones poco seguras porque confiábamos en que nadie estaría escuchando. Estábamos equivocados.
Así pues, un gran porcentaje de personas ha cambiado sus hábitos normales de navegación o de trabajo al usar la Web, aspecto que es posible tomar como una victoria por una Internet más segura.
Lo que nos queda por recorrer
Por desgracia, aún hay un gran número de personas que no se prevén a fin de proteger su seguridad. Quizá es porque no deberíamos estar tan paranoicos, pues son las empresas quienes deciden almacenar nuestros datos y ellas son quienes deben asegurarse de que éstos, por ínfimos que sean, estén cifrados y almacenados en un lugar seguro.
Es probable que el proyecto Chromium de etiquetar las conexiones tradicionales como no seguras sea una buena idea, al fin y al cabo.
Vía: Schneier on Security