El 24 de abril de 1990 la NASA envió al telescopio orbital Hubble con la misión STS-31 para inaugurar el proyecto de grandes observatorios. Entre sus grandes aportes se encuentran las famosas imagenes de la nebulosa del Águila, el cometa Shoemaker-Levy 9 y los primeros indicios de agujeros negros. Ahora, 24 años después de haber sido colocado en órbita, ha aportado algo de información nueva para los astrónomos en lo que respecta a galaxias.
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Hubble ha estado recolectando información sobre un efecto muy particular del Universo, las galaxias más lejanas parecen más jóvenes y débiles mientras que las más cercanas parecen más viejas y brillantes, esto se debe a que la luz de las galaxias más lejanas apenas comienza a llegarnos.
El Hubble está, entonces, mirando el pasado.
Y ahora la investigación ha rendido frutos porque el telescopio ha encontrado una nueva galaxia relativamente joven y formada en nuestro vecindario galáctico, a unos “pocos” 39 millones de años luz. Una distancia considerable para viajar si eres un humano, pero que parece minúscula teniendo en cuenta que la mayoría de las galaxias se encuentran a una distancia 50 veces mayor.
Los cientificos han notado que las galaxias jóvenes tienen una composición diferente, un tamaño más pequeño que las mayores y una composición similar a la de la materia primordial creada en el Big bang, una mezcla de hidrógeno, helio y litio. Justamente esa es la firma química de DDO 68, la galaxia descubierta por las observaciones del Hubble.
NASA & ESA
Utilizando exposiciones en luz visible e infrarrojo se ha logrado crear una imagen de la joven galaxia que está ayudando a entender mejor las propiedades de la luz y se cree qué es única porque esta compuesta en su totalidad de estrellas jovenes. Habrá que hacer más estudios para confirmar esto, pero mientras tanto el Hubble nos ha regalado otra imagen para maravillarnos con lo hermoso del espacio.