Aunque las posibilidades de que el brote del ébola se contagie más allá de África son muy bajas, no es posible negar la seriedad del asunto. Los gobiernos de África Occidental están comenzando a aplicar tácticas poco ortodoxas y que no se han visto en años para evitar que la infección se siga propagando.
Esta solución fue particularmente popular durante el medioevo, cuando la Muerte Negra azotaba Europa. En ese entonces sonaba a una solución razonable, pero con el riesgo de convertirse rápidamente en algo inhumano y brutal. La solución en cuestión son los cordones sanitarios.
Un cordón sanitario no es más que un perímetro con fronteras cerradas, generalmente con ayuda de la milicia. La última vez que esta táctica se había utilizado fue durante la plaga del tifus de 1918, cuando la frontera de Polonia y Rusia se cerró. Fue una versión suave, porque durante las épocas de la Peste era común que el cerco dejara a todos los habitantes de la región a su suerte, y no se levantaba hasta que la plaga hubiera pasado.
Estas medidas, que no serán tan drásticas como en antaño, se acordaron en una reunión a principios de agosto y creará un triángulo aislado con Guinea, Sierra Leona y Liberia como vértices. Dentro de dicho perímetro sucedieron el 70% de los casos. Ya las tropas han comenzado a cerrar caminos en Liberia y Sierra Leona. En principio el cordón permitirá el paso de comida, agua e insumos médicos.
Bloqueos similares ya se reportan en Sierra Leona y la capital de Liberia, donde soldados impiden el paso, revisan identificaciones y acreditaciones médicas a todos los civiles que cruzan y se monitorea su temperatura corporal. Se espera que estas medidas, aplicadas humanamente, puedan ayudar a controlar la pandemia de ébola, que ya ha causado más de 1,013 muertes y 1,848 infecciones.