Sobre lo que es The Last of Us como juego hay pocas, muy pocas cosas que decir. Cuando lo revisamos en su versión original el año pasado, no nos quedaron dudas de que se trató no solo de la joya de la corona de Naughty Dog en la generación pasada, sino el último gran exclusivo de la PlayStation 3 antes de empezar a dar paso a lo nuevo.
Plataformas: PlayStation 4Desarrollador: Naughty DogDistribuidor: Sony Computer Entertainment
Con The Last of Us Remastered, sin embargo, queda la sensación de que Naughty Dog quiso entregar una forma más apegada al diseño técnico inicial, aún cuando en PS3 hay pocas cosas en aquel apartado que reprocharle al juego. En PlayStation 4 el juego sigue siendo, lógicamente, igual de bueno que siempre, pero con algunos pequeños detalles que hacen muy agradable la comparación para quienes ya lo jugaron antes; en el caso de los neófitos, simplemente se trata de la versión definitiva: con tiempos de carga mucho menores, con texturas y modelados superiores al original. En general, el juego luce más limpio y nítido respecto a como lo conocimos inicialmente.
Es importante recalcar que si bien los aumentos visuales-técnicos son importantes en el salto a la nueva generación, tampoco se trata de un cambio tan impresionante como para notarlo a la primera. Es más: será necesario volver a la edición de PlayStation 3 para tomarle el peso a lo que significan todas las mejoras aplicadas por Naughty Dog. Lo anterior no habla exactamente mal de la remasterización de PS4, sino al contrario, es un gran halago para el trabajo del estudio en la consola antigua.
Sin embargo, y para los más puristas del control y la jugabilidad, los 60 frames per second saben a gloria. ¿Hay alguien que todavía dice no poder distinguir la diferencia entre el refresco a 30 y 60 cuadros por segundo? Gracias a la opción para bloquear el framerate a 30 o dejarlo libre a 60 -la mayor parte del tiempo-, es posible que hasta los más recalcitrantes en el tema tengan que admitir que la fluidez de la segunda opción es óptima e inigualable.
Luego, está el notable modo foto que funciona de forma similar a Infamous: Second Son. Las opciones disponibles son importantes en cuanto a cantidad y van desde filtros sencillos como brillo o blanco y negro, hasta ajustes más técnicos del tipo de campo de visión o apertura del foco. La combinación con el trabajo artístico del juego en general hacen del modo foto una herramienta bien potente, sencilla de utilizar y bien flexible como para permitir postales dignas de un premio.
Es necesario volver a recalcar que The Last of Us Remastered no incluye ningún cambio ni optimización al diseño del juego en sí. No es que el original haya tenido demasiadas cosas mejorables, pero las que lo fueron el año pasado lo siguen siendo ahora. Quizás la más importante de todas es la que tiene que ver con la inteligencia artificial de los aliados, que está construída de manera que no entorpezca todo lo que es sigilo dentro de los niveles, pero que a la vez rompe la inmersión al ver que los chasqueadores no son capaces de detectar la bulla que Ellie mete en sus propias narices (o lo que queda de ellas).
¿A quién se le puede recomendar The Last of Us Remastered? Indudablemente, todo depende desde donde sea el acercamiento al mundo de los infectados. Quienes ya lo jugaron antes y estén en la duda sobre comprarlo (o no) tal vez harían bien en esperar a una rebaja de precio, ya que el juego parece demasiado reciente como para volver a pagar lo que vale un estreno.
Por otra parte, todos quienes se lo perdieron en su edición original -por el motivo que sea- tienen en The Last Of Us Remastered algo así como una obligación. Esta remasterización es la forma óptima de disfrutar la aventura de Joel y Ellie, con todo el contenido descargable lanzado a la fecha (Left Behind incluído) y a 60 cuadros por segundo. La misma joya con los kilates de siempre, pero más brillante aún.