Es la empresa de moda. Es como el Google de 2004, pero del transporte. Todo el mundo está obsesionado con Uber.
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No hay día que no haga portada de cientos de medios. Se les ha llamado de todo, son disruptores del sector del taxi, una startup que intenta matar el mundo del taxi, ladrones y competencia desleal. Hay decenas de calificativos que se les puede agregar según a quién preguntes.
Como startup nacida en San Francisco, Uber tiene ese aura insoportable de empresa cool, simplemente por llegar desde San Francisco, no necesitas mucho más para que el resto del mundo piense que es algo más de lo que en realidad fue.
Pero el periodo de crecimiento ya pasó. Se iniciaron con automóviles de lujo (Uber Lux) para personas que querían moverse por una ciudad de una forma diferente. Lanzaron automóviles de gama media (Uber Black) y rebajaron los precios. Finalmente lanzaron el servicio que de verdad les ha llevado a las portadas del mundo, que cualquier persona pueda conducir su automóvil y llevar pasajeros (UberX o UberPOP en Europa).
Uber ha permitido que mucha gente busque de una forma más barato y simple alguien que le lleve a alguna parte. En realidad, todo el negocio de Uber se podría resumir en llevar a X del punto Y al punto Z.
Pero tras una serie D de inversión de USD$1.200 millones y una valoración de USD$17.000 millones, Uber es algo más que una empresa de transporte de personas.
Travis Kalanick, CEO de Uber (cc) Fortune Live Media / Flickr
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París, 2008. Frío y duro invierno. Tras vender StumbleUpon a Ebay, Garrett Camp en compañía de Travis Kalanick pensaban en como mejorar el negocio del taxi en San Francisco. No lograban encontrar un taxi disponible y pensaron que sería interesante poder pedir uno desde tu smartphone, pero no un taxi, algo de lujo. No obstante nuevos millonarios buscan nuevas formas de mostrar su dinero. No entendían la complicada ecuación de licencias y limitaciones que se imponen en el negocio del taxi.
Ya de vuelta en San Francisco, para marzo de 2009 se creó el primer prototipo de Uber, se llamaba UberCab. Una aplicación para iPhone que permitía pedir un Mercedes S con un conductor. Se lanzó una fase beta con tres automóviles en enero de 2010 en Nueva York, pero hasta junio no se hizo oficial para más personas, añadiendo San Francisco.
Desde su lanzamiento, Uber ha recibido incontables notas legales para que dejen de ofrecer sus servicios ya que compiten con el negocio del taxi. Un negocio basado en la venta de licencias, cuya existencia ha provocado mafias y conformismo entre los propios taxistas.
Pero si Uber no se ha ilegalizado o prohibido es por una razón: la gente lo usa.
Olvidando el resto de su historia hasta el día de hoy, Uber ha pasado de ser una alternativa del taxi a ser una empresa de transporte general.
En agosto lanzan Corner Store, una forma de que te envíen algún producto en tu ciudad a tu casa. Tienen una lista de tiendas y de productos disponibles que pueden llevar a tu casa. Simple y directamente desde tiendas de tu barrio. Es como un pequeño Amazon pero sin Amazon.
Entonces ¿qué es Uber? ¿Es un servicio de taxis? ¿De automóviles de lujo? ¿De envíos? En realidad, todas ellas y ninguna.
Míralo de esta forma, Uber es una plataforma para personas que quieren ser transportistas. Simplemente da la oportunidad a cualquier persona con automóvil en llevar personas o compras de un punto a otro. Existe un problema de seguridad ya que estas personas no tiene seguros de responsabilidad civil, tampoco el entrenamiento suficiente como para ser profesionales.
Y ahora es cuestión de encontrar más negocios que explotar, siempre respondiendo al mismo patrón: ¿qué te da pereza hacer y que se te pueda entregar?
Uber en política y lobbies
Y ahora que Uber es grande, muy grande, ¿cuál es el primer paso para que nadie le moleste? La política.
Uber ha contratado a David Plouffe, jefe de campaña de Obama durante las elecciones de 2008 en EE.UU. Durante su época en la política gestionó equipos, logística, influencias… Pero lo que Uber necesita ahora de una persona así de bien conectada, son sus influencias para evitar regulaciones.
Muchas ciudades del mundo están inicialmente en contra de Uber porque atacan al sector del Taxi y este sector movilizado, es fácil que colapsen cualquier ciudad. Ahí es donde entra la política y la presión de lobbies para que leyes locales, incluso nacionales pasen para evitar una regulación que les deje sin un negocio que ahora mismo es millonario.