El gobierno ruso ha tomado una decisión que nuevamente le da visibilidad al debate existente en torno al anonimato en Internet. Las características técnicas de la red permiten desarrollar aplicaciones útiles para ocultar la identidad de los usuarios. Lo importante -y discutible- se encuentra en el uso que las personas le dan a tales herramientas.
Por sí mismo, el anonimato es una condición que resulta primordial para muchas personas -incluso fuera de Internet- que manejan información sensible. Desafortunadamente, también dificulta la ubicación de personas que cometen delitos. Este segundo punto es el que ha motivado a algunos gobiernos a tratar de acabar con las herramientas destinadas a preservarlo en Internet, o por lo menos a contar con los medios para vulnerarlas a placer.
Rusia ha mostrado un interés particular en este tema. Hace unos meses, el Congreso ruso aprobó un ordenamiento para declarar ilegal el blogging anónimo. También está impulsando una ley que obligue a las empresas de tecnología a almacenar los datos personales de sus usuarios en territorio ruso, lo cual facilitaría el acceso a los mismos.
De acuerdo con Global Voices, la nueva jugada de Rusia consiste en ofrecer una recompensa a quien sea capaz de vulnerar las comunicaciones que ocurren a través de Tor. El estímulo sería de 4 millones de rublos, algo que equivale a aproximadamente USD $100.000.
Puede ser que, efectivamente, Rusia busque eliminar el anonimato en Internet para tratar de combatir de manera más efectiva algunos delitos. Sin embargo, es difícil ignorar los daños colaterales de la medida. Sobre todo porque se generarían incentivos perversos para que el gobierno emprendiera ataques a discreción en contra de disidentes políticos, algo que es reprobable a todas luces.