La meditación de conciencia plena (mindfulness) es una técnica de meditación budista que se centra en ser consciente del momento presente, observando los sentimientos y pensamientos que van y vienen en nuestra mente.
Esta técnica de meditación parece tener efectos positivos en quienes sufren de dolor crónico, adicción, tinnitus, síndrome del intestino irritable, y aún de cáncer y VIH.
Los científicos quieren entender cómo, sesiones de meditación diaria, causan diversos efectos mentales y físicos.
Los exámenes del cerebro con Imagen de Resonancia Magnética (IRM) revelan que la meditación mindfulness cambiaría profundamente la forma en que las diferentes regiones del cerebro, se comunican entre sí; y, por lo tanto, la forma en que uno piensa; y además, de forma permanente.
Efectos en la zona cerebral ligada al miedo
Imágenes por resonancia magnética muestran que, después de un curso de ocho semanas de práctica de meditación mindfulness, la amígdala, que es la zona del cerebro de “lucha-huida”, parece encogerse.
Esta región del cerebro, asociada con el miedo y la emoción, está implicada en la activación de respuestas del cuerpo al estrés.
A medida que la amígdala se contrae con la meditación, la corteza pre-frontal, asociada a funciones cerebrales superiores como la conciencia, la concentración y la toma de decisiones, se engrosa. La conexión entre la amígdala y el resto del cerebro se vuelve más débil, mientras que las conexiones entre las áreas asociadas con la atención y la concentración se hacen más fuertes.
Video del caso de una mujer sometida a exámenes IRM, que padece de dolor crónico y practica la meditación .
Según Adrienne Taren, investigadora de la Universidad de Pittsburgh, practicar la meditación mindfulness incrementa la capacidad de la corteza pre-frontal al mismo tiempo que baja la actividad de la amigadla. En otras palabras, nuestras respuestas más primitivas al estrés parecen ser sustituidas por otras más reflexivas.
Sentir el dolor
Los meditadores de mucha experiencia dicen sentir, significativamente, menos dolor que los no meditadores. Sin embargo, las exploraciones de sus cerebros muestran ligeramente más actividad en las áreas asociadas con el dolor que en los no meditadores, y muy poca actividad la corteza prefrontal.
Dos regiones cerebrales, que normalmente están funcionalmente conectadas: la corteza cingulada anterior (asociada a las sensaciones desagradables y de dolor) y partes de la corteza prefrontal, parecen estar “desconectadas” en los meditadores.
Sentirse relajado
Según la investigación, la práctica regular de la meditación produce cambios permanentes en la percepción del mundo.
Otros estudios realizados con meditadores expertos con al menos 40.000 horas de práctica de la meditación de conciencia plena, muestran que sus cerebros en reposo tienen una apariencia similar, según el IRM, a la de una persona normal que está meditando.
A este nivel de experiencia en la meditación, la corteza pre-frontal no es tan grande como se esperaba. De hecho, su tamaño y actividad, comienzan a disminuir nuevamente ¿Será que el exceso de meditación es contraproducente?
Es como si la forma de pensar de los meditadores expertos se convirtiera en algo predeterminado; que se ejecuta de manera automática; que no requiere ningún tipo de concentración especial; y que no hay que hacer un esfuerzo de reflexión. Algunos podrían comparar esto a un lavado de cerebro, donde la persona ya no reflexiona por sí misma, sino que actúa y piensa de acuerdo a lo que “le han programado”: La meditación podría ser, entonces, peligrosa si se abusa y/o se es guíado por un “gurú” o “maestro”, disque espiritual, de una secta budista o New Age.
La investigación sobre esta técnica está todavía en su infancia; la imprecisión de las imágenes del cerebro hace que los investigadores tengan que hacer suposiciones acerca de lo que sucede en las diferentes regiones del cerebro.
Precauciones
Si bien parece que la práctica de la meditación mindfulness produce resultados positivos practicada juiciosamente, quisiéramos advertir, como lo citamos más arriba, que los exámenes de IRM muestran que durante la práctica de la meditación mindfulness, la zona de la corteza prefrontal (ligada al razonamiento, al yo, y a la personalidad) se “apaga”. En los grupos de meditación donde gente va para aprender a relajarse y controlar el estrés, los participantes se encuentran expuestos a ser manipulados mentalmente si el guía resulta ser alguien deshonesto; algo que explica el éxito de muchas sectas de tipo budista o New Age. Debemos ser muy prudentes.