La llamada tecnología NBIC es el resultado de la convergencia de las 4 tecnologías emergentes que corresponden a cada letra de la sigla:
La Nanotecnología: dedicada al control y manipulación de la materia a escala menor a un micrómetro, es decir, a nivel de átomos y moléculas (nanomateriales). Un ejemplo actual son los nanobots.
La Biotecnología: que estudia y aprovecha los mecanismos e interacciones biológicas de los seres vivos, apoyándose en diversas especialidades como biología, bioquímica, genética, virología, agronomía, ecología, química, medicina, entre otras.
La Informática: que forma parte de nuestras vidas, ha permitido acelerar la investigación científica gracias al creciente aumento del poder de cálculo, con el cual se pudo, por ejemplo, secuenciar la totalidad del genoma humano, compuesto de miles de millones de pares de bases de ADN.
La Ciencia cognitiva: que el conjunto de disciplinas que realizan en conjunto investigaciones científicas y tecnológicas en torno a las actividades neurofisiológicas del cerebro y del sistema nervioso. Tenemos en progreso, desde hace año y medio, The Human Brain Project, proyecto que busca comprender y simular el cerebro humano con la ayuda de supercomputadoras.
El transhumanismo
(cc) marionkotlarski.com
El transhumanismo reta la premisa de que la condición humana es inalterable; el hombre puede superar sus límites biológicos e incluso algún día alcanzar la inmortalidad. Es una especie de “fe” en la ciencia, o en el desarrollo de esta, al punto de creer que todo le es posible alcanzar al hombre a medida que desarrolle la tecnología.
El optimismo actual de algunos científicos
Entre los adeptos del movimiento transhumanista tenemos al cirujano y urólogo francés, Laurent Alexandre, transhumanista convencido. Él afirma que estamos a las puertas de la convergencia entre las 4 tecnologías emergentes NBIC; ya estamos listos para dar el gran salto transhumanista; el cambio comienza en 2015; y los primeros frutos se darán en 2020.
Este médico y científico francés ha participado en diversas entrevistas y eventos, incluyendo la conferencia TEDx, aquí abajo.
El Dr. Alexandre está convencido que gracias al desarrollo acelerado de cada una de la 4 ciencias tecnologías (NBIC), en el año 2020 habremos logrado los primeros avances clave para: combatir las enfermedades a nivel nanométrico; fabricar órganos completos; reparar nuestro ADN; y prolongar nuestra vida de hasta 1000 años.
Afirma también que para el 2050, habrán otros saltos tecnológicos extraordinarios que probablemente nos permitirán vencer a la muerte; tener acceso al “árbol de la vida”.
Esta opinión no es apoyada por toda la comunidad científica
La gran mayoría de científicos no comparten esa “fe” exagerada; no estamos tan avanzados como se pretende; más bien, estamos aún “en pañales”.
Por lo tanto, si las ciencias NBIC nos está tan avanzadas como se pretende, las afirmaciones de los transhumanistas, serían, no solo el reflejo de su optimismo por la ciencia, sino más bien, sino el reflejo de una fe ciega, o peor aún, el de una doctrina basada en pseudociencia divulgando medias verdades con el fin de lucrar.
El sociólogo Max Dublin acusa las predicciones del transhumanismo como creencias de fanáticos, de pseudocientíficos, creyentes en doctrinas “milenarias”.
En la revista Étvdes, Jean-Michel Besnier, filósofo y profesor en la Universidad Sorbona, Paris-IV, habla de la “tecnolatría” (idolatría de la tecnología) como un síntoma de la fatiga de ser humano de ser uno mismo.
Es decir, que los transhumanistas ponen toda su fe en la ciencia y la tecnología para alcanzar la “vida eterna” y la “felicidad” sin Dios; una especie de religión atea.
¿Por qué vivir 1000 años?
(cc) Jerusalem.info
Muchos otros filósofos consideran que el hombre es un ente mortal que carece de la plenitud del “ser”; esa es su naturaleza y no podría vivir tanto tiempo sin perder el gusto por la vida. Ellos llaman a eso “la fatiga de vivir”, y no se trata de la depresión, aunque esta refleja, en cierto modo, el mal de nuestro siglo: no basta con vivir, se necesita encontrarle un sentido a la vida.
El filósofo francés Albert Camus escribió en su obra La Peste:
El desarrollo de la tecnología es positivo para la humanidad
Creemos que es importante seguir desarrollando las tecnologías NBIC para mejorar la calidad de vida del ser humano y solucionar sus principales problemas; pero resulta ingenuo, y hasta nocivo para nuestra salud mental, el poner toda nuestra fe en la ciencia, creyendo más de lo que ella puede hacer. Estamos muy lejos de las pretensiones transhumanistas: seamos más humildes.
¿Por qué no hacer lo contrario de lo que dijo Albert Camus:? dejar de “luchar con todas nuestra fuerzas contra la muerte”, asumir nuestra mortalidad, y más bien, “levantar los ojos al cielo”. Aún muchos filósofos ateos piensan que es más sano para el hombre asumir su finitud, su fragilidad, su mortalidad…