Tal vez hayan escuchado alguna vez que la física tiene una “receta cósmica” para explicar la materia y, seguramente, han escuchado también que este modelo tiene un par de problemas, lo más conocidos la gravedad cuántica y la antimateria. La receta es mejor conocida como el modelo estándar de la física de partículas y puede ser el camino a encontrar nueva física.
Aunque el descubrimiento de un bosón de Higgs parece darle más credibilidad al modelo estándar los problemas se apilan y se ha venido hablando ya durante años de “física que va más allá del modelo estándar”. Supersimetría o teoría M son un par de los modelos más conocidos, aunque nada había dado evidencia concreta que apuntará a que había algo más allá de la receta cósmica. Hasta hace un par de semanas.
El “Large Hadron Collider Beauty Experiment” (LHCb), una colaboración científica de más de 50 países, es uno de los seis detectores de partículas que están actualmente instalados en el LHC cuyo objetivo es estudiar el quark b, que son, junto con los leptones los bloques básicos de construcción de la materia.
El LHCb se enfocó en un tipo particular de lepton, el muon. Dentro del modelo estándar el muon y el electrón son lo mismo matemáticamente hablando, por lo que se debería de haber encontrado la misma cantidad. Resulta que no fue así. El LHCb anunció haber visto indicios de que las partículas no siguen el modelo. Esto puede implicar la existencia de nuevas partículas o nuevas fuerzas que no estén consideradas en el modelo.
De ser correcto estaríamos frente a un gran descubrimiento y a un momento extremadamente interesante de la física, ¿una nueva fuerza? ¿nuevas partículas? ¡Sí, por favor! porque lo hermoso de la física no es tener la razón, si no descubrir un poco más del universo y, poco a poco, entenderlo.
¿El lado oscuro? necesitamos más mediciones para poder anunciar un descubrimiento formalmente. Por el momento podría ser, incluso, un error estadístico, pero la idea tan simple de que uno de nuestros mejores modelos de la física pueda estar incompleto es suficiente para emocionar y cimbrar a la comunidad científica y, con suerte, al mundo.