Ian Burkhart, un tetrapléjico de 23 años de edad, de Dublin, Ohio, es el primer paciente en el mundo en utilizar el Neurobridge; una bypass, especie de derivación neural electrónica. Cuando la médula espinal de un sujeto se daña, este pierde las conexiones entre su cerebro y sus miembros.
El Neurobridge hace que el cerebro, desconectado de los miembros, se conecte directamente con los músculos, lo que permite el control voluntario y funcional de un miembro paralizado.
Burkhart es el primero de cinco participantes en un estudio clínico, hecho posible a través de una asociación entre Ohaio State University Wexner Medical Center, y Battelle, una organización sin fines de lucro.
La tecnología del Neurobridge combina un chip y algoritmos que aprenden y decodifican la actividad cerebral del usuario, y una la manga de estimulación muscular de alta definición, la que traduce los impulsos neurales del cerebro y los retransmite a la extremidad paralizada, desde el cerebro, eludiendo la lesión en la espina dorsal.
Los científicos de Battelle registraron los impulsos neuronales de un conjunto de electrodos implantados en el cerebro de una persona paralizada. Utilizaron los datos obtenidos para definir el efecto del dispositivo en el paciente y probar el concepto.
El 22 de abril, durante una cirugía, que duró tres horas, El Dr: Rezai implantó un pequeño chip en la corteza motora del cerebro de Burkhart.
El chip interpreta las señales del cerebro y las envía a una computadora, la que recodifica y las envía, en alta definición, a la manga de estimulación con electrodos. Los electrodos estimulan los músculos adecuados para ejecutar los movimientos deseados.
El tiempo que toma en hacer el movimiento desde que Ian piensa hasta mover la mano es de 1/10 de segundo. Cabe destacar lo delicado de la cirugía, que requiere la implantación precisa del micro-chip sensor en la zona del cerebro que controla el brazo y los movimientos de la mano.
Esta tecnología, según Rezai, puede un día ayudar a los pacientes afectados por lesiones en el cerebro y en la médula espinal, como en los casos de accidentes cerebrovasculares y de lesión cerebral traumática.
Battelle también desarrolló una tecnología de neuroestimulación, no invasiva, bajo la forma de una manga portátil que permite la activación precisa de los segmentos musculares pequeños en el brazo, y así permitir el movimiento de cada dedo individualmente.
Junto con el software se utiliza una especie de médula espinal externa, la cual permite la coordinación dinámica de los movimientos de la mano y de la muñeca.
Burkhart utilizó diferentes señales de su cerebro hacia músculos para girar la mano, formar un puño o usar los dedos para agarrar un objeto.
Si bien los movimientos son aún imprecisos, ya es un gran avance el haber logrado controlar un miembro paralizado con su propia mente. Podemos imaginar, la felicidad y gozo de Burkhart al mover su mano voluntariamente, aunque sea un poco, luego de mucho tiempo de parálisis,.
Ese pequeño movimiento significó un gozo inefable para este joven; algo que debería hacernos reflexionar en valorar nuestra salud, pero reconociendo la fragilidad de nuestro cuerpo: un accidente de auto o un accidente cerebrovascular severo podría cambiar nuestra vida para siempre; o quizás, gracias a este avance tecnológico, logremos recuperar algo de la movilidad perdida.