Estoy seguro que esta foto debe ser ahora mismo analizada y movida por varias agencias de seguridad de todo el mundo, sobre todo en EE.UU. En la foto podemos ver a tres de las personas que han dado la vuelta a la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense de tal forma que ha provocado numerosos conflictos internacionales.
Fue un 20 de mayo cuando Edward Snowden dejó todo en Hawái, donde residía con su novia para volar a Hong Kong. Snowden, un analista en Booz Allen Hamilton, empresa que NSA contrató para gestionar servicios informáticos, se había encontrado con tantísima documentación sobre actividades ilegales en todo el mundo que sintió la necesidad de contarlo al mundo.
Imagina entrar a un aeropuerto estadounidense sabiendo que en mucho tiempo nunca volverás a tu país de nacimiento, sabes que una vez tomes ese avión a Hong Kong, se te verá por un traidor para tu gobierno, quizá si todo sale bien como un héroe por algunas personas, pero ante todo tienes la necesidad de hacer algo en lo que crees es el mejor interés del mundo, de tu conciencia y de tus conciudadanos.
Snowden se citó un 6 de junio con Glenn Greenwald, periodista de The Guardian, y con Laura Poitras, documentalista reconocida. Snowden ya contactó a finales de 2012 con Greenwald mediante correo electrónico cifrado acerca de que tenía información importante y sensible que compartir. Edward Snowden, con 29 años, acababa de entregar toda la documentación consigo a un periodista, convirtiéndose automáticamente en un traidor para el gobierno de EE.UU. Es en ese momento cuando ya no hay vuelta atrás.
Un viaje de Hong Kong a Rusia, donde Snowden estuvo “viviendo” durante dos semanas en el aeropuerto de Moscú a la espera de un visado de asilo emitido por el gobierno Ruso. Dos semanas en las que se escondió en unas pequeñas habitaciones de descanso, mientras varios periodistas de medios de todo el mundo recorrían cada esquina del aeropuerto en busca de una entrevista o de una simple foto.
A punto de cumplir un año de la entrevista que lo cambió todo, Edward Snowden, Laura Poitras, Glenn Greenwald y su pareja David Miranda, se reúnen de nuevo en Rusia.
Este no es un típico selfie, no pasará a la posterioridad, pero es una foto para la historia.
La foto tomada por el periodista Dan Murphy, muestra a cuatro personas cuyas acciones han cambiado la política de un país, han expuesto la impunidad con la que la NSA trabaja desde hace décadas y tan solo esperamos, provoquen algún cambio en la forma que una agencia de seguridad puede tomar datos de otras personas.
Esta foto muestra un Snowden sonriente, quizá contento por volver a ver a las personas que seguramente, sin ninguna conexión personal, más han afectado su vida. Snowden sigue estando en un perpetuo limbo entre la justicia norteamericana y la diplomacia rusa.
Pero este hombre sonríe, porque aunque sabe que su vida jamás volverá a ser la misma, ha cambiado el mundo.