En una de las raras apariciones de Edward Snowden en Moscú, el Washington Post ha podido hablar con uno de los reveladores de secretos más importantes de las últimas décadas en lo que al espionaje se refiere.
Desde que Edward J. Snowden reveló todo el material que tenía al periodista de The Guardian, Glenn Greenwald, y la cineasta Laura Poitras el seis de junio de 2013 en una habitación de un hotel de Hong Kong, su vida y la de la agencia NSA, nunca será la misma.
Snowden está en búsqueda por la justicia norteamericana y se le podría considerar como “traidor” según la interpretación de la ley en ese país. Desde Hong Kong llegó a Moscú sin una clara intención de quedarse, hasta que el gobierno Ruso le concedió un año de asilo. Durante este tiempo Snowden ha mantenido un perfil bajo, algún rumor de un trabajo, pero no mucho más. Los secretos siguen saliendo a la luz gracias al trabajo de Greenwald, quien se dice mantiene la mayoría de los archivos cifrados.
Pero para Snowden, su trabajo está hecho.
Héroe o villano, según a quien preguntes, el papel de Snowden se ha cumplido. Quizá esta sea su historia y como debería acabar, que pueda terminar sus días en algún país, ya sea Rusia, Brasil, Islandia o Alemania. Es evidente que bajo las leyes actuales, Snowden no va a poder pisar tierra Norteamericana sin entrar en problemas legales y que se le detenga y sea juzgado.
Link: Washington Post