El cometa ISON alcanzó ayer su perihelio, es decir, su mayor acercamiento al sol. Los astrónomos temían que la radiación y el calor de la estrella provocarían que el cometa se destruyera, y ayer se estimaba que eso habría ocurrido. Sin embargo, las observaciones se han mantenido y el cometa reapareció desde el otro lado del sol tiempo después.
ISON se veía opaco y difuminado en varios observatorios y por un momento se perdió el rastro desde los observatorios de la Tierra, lo que llevó a varios a pensar que el cometa se había desintegrado. Sin embargo, una línea de material brillante fue captada horas después por la Agencia Espacial Europea y por la NASA.
Según análisis de la NASA, el núcleo del cometa habría sobrevivido intacto la vuelta al sol.
Los astrónomos han observado a ISON durante gran parte del año, especialmente durante su acercamiento a nuestra estrella, notando cambios inesperados en su luminosidad. Tales cambios ocurren normalmente cuando material se evapora del cometa, donde diferentes elementos se evaporan a diferentes temperaturas, entregando pistas respecto a qué compone a este cometa.
ISON llevaría consigo materiales que se crearon durante la formación del sistema solar, hace unos 4.500 millones de años.
Link: NASA