Niubie Labs

NB Labs: Call of Juarez Gunslinger

Una de vaqueros, cortesía de Techland y Silas Greaves.

Plataformas: PC (analizada), XBLA, PSNDesarrollador: TechlandDistribuidor: UbisoftPrecio: USD $14.99

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¿Qué es lo que realmente importa en un shooter en primera persona? Los más puristas dirán que el gunplay y el diseño de niveles. Hay quienes apuestan por una historia que los enganche con una ambientación adecuada. Otros creen que el ritmo y el frenetismo de los enfrentamientos son la clave. Y algunos más simplemente querrán pasar un buen rato dándole a todo lo que se mueva.

La suma de todo lo anterior, por muy extraño que parezca, es un certero resumen para Call of Juarez: Gunslinger, un juego que llega casi en silencio y sin el bombo de sus antecesores, pero que entrega un balance bastante notable. Si The Cartel fue un tropiezo dentro de la serie para Techland, Gunslinger sirve para volver a subir el status de la marca Call of Juarez.

Disparando en el viejo Oeste

Antes que nada, es vital poner el juego en su contexto: se trata de un shooter totalmente arcade, una especie de galería de tiro ambientada en el viejo oeste americano que se mueve entre cantinas, establos y asaltos a bancos. El esquema no se sale mucho de lo conocido ni tampoco apuesta por revolucionar el género; al contrario, la idea es tomar los recursos más conocidos y ejecutarlos de manera correcta.

Esa ejecución, desde sus componentes más básicos, resulta acertada a medida que se avanza durante la campaña. El solo hecho de pararse frente a seis o siete enemigos y meterles un balazo en el casco a cada uno de ellos resulta en un ejercicio absolutamente satisfactorio. El gunplay en general funciona de manera más que correcta (algo que normalmente se da por sentado en un shooter en primera persona, aunque no siempre resulta bien), pero es remarcable la manera en que Techland ha dado en el clavo con el ritmo del juego.

Ese ritmo se mantiene generalmente arriba todo el rato. No hay mucho respiro, pues los enfrentamientos se dan bastante seguido y los niveles apenas tienen algunos puntos de control entremedio. Más importante aún, hay ciertos elementos que van alterando levemente el ritmo, como la “Concentración”, una especie de bullet time que ralentiza el tiempo y resalta a los enemigos en pantalla. Esta habilidad resulta particularmente útil cuando los rivales se mimetizan con el entorno, pero su duración -que se puede ir mejorando gracias a la progresión de habilidades- es suficiente como para no terminar abusando del recurso ni romper la dificultad del juego.

El otro elemento importante es un medidor de “Suerte” que permite tener una última chance antes de caer abatido. Se activa de manera automática cuando el medidor está lleno (se recarga con el tiempo) y da la oportunidad de esquivar la bala mortal. Potencialmente la “suerte” también podría dar paso a un contraataque con tiempo bala, si es que dicha habilidad está desbloqueada. Por otra parte, y haciéndole honor a su estilo arcade, cada enemigo caído y cada elemento reventado del escenario suma puntos y estos se pueden encadenar en forma de combos dependiendo de que tan rápido vayan cayendo los rivales. El puntaje suma experiencia, y con la experiencia se pueden ir desbloqueando diferentes habilidades en una especie de árbol en tres diferentes aspectos que van marcando la forma de encarar las batallas (a corta o larga distancia, mayor capacidad de concentración, posibilidad de recargar más rápido o a la carrera, entre otras).

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La historia de Silas Greaves

En Call of Juarez: Gunslinger se cuenta la historia del viejo cazarrecompensas Silas Greaves, un personaje al estilo Forrest Gump del viejo oeste que en sus años mozos se enfrentó con la gran mayoría de los forajidos más reconocidos de la historia, aunque los libros nunca lo mencionan. Billy The Kid, Butch Cassidy, Jesse James, Sundance Kid, los Hermanos Dalton… todos en algún momento cruzaron su camino con el viejo Greaves. Lo llamativo de la campaña es que mientras Greaves va contando la historia sus interlocutores lo van corrigiendo o le mencionan las incoherencias del relato; ahí es cuando Greaves rápidamente ajusta la narración y, por consecuencia, el escenario. Empiezan a aparecer caminos que antes no estaban, se levantan o desaparecen murallas, enemigos se esfuman por arte de magia o hasta se vuelve atrás en un nivel casi completo para tomar una ruta alternativa. ¿Silas Greaves tiene que ir al baño a regar las plantas? Se activa la cámara lenta mientras los comensales cuestionan la veracidad de su historia.

El enlace entre narrativa y progresión en la campaña es lo que va enganchando a medida que pasan y pasan los niveles, ya que el juego no espera mucho al jugador para presentarle las mecánicas de juego. Desde el primer momento exige el dedo en el gatillo y reflejos rápidos. Eso también incluye a la conocida mecánica de duelos de Call of Juarez, que en este nuevo juego se han modificado levemente y que -como todo lo demás- premia con puntos de experiencia la solidez en la ejecución. Mantenerse centrado en el objetivo, estar atento a los movimientos del rival y tener la mano cerca de la pistola todo el rato son elementos que se toman en cuenta. Por supuesto que también se puede desenfundar antes de tiempo, pero eso conlleva a que al viejo Silas Greaves no se le recuerde como un pistolero honorable.

Además de la campaña, hay otros dos modos de juego complementarios. En Arcade, la idea es simplemente limpiar niveles, hacerlo en el menor tiempo posible y disparar rápido para ir aumentando y no perder la cadena de puntos. Las mecánicas en general no varían mucho respecto a la campaña principal, a excepción de los ajustes respectivos en el formato de puntaje para incentivar la repetición de los niveles y la competencia en la tabla de puntajes. A su vez, el modo de Duelos es exactamente eso: cinco vidas para intentar una serie de 15 duelos. Otra vez, el puntaje y la precisión son los que mandan a la hora de poner el nombre en los marcadores.

Spaghetti Western de los buenos

Gunslinger es uno de esos juegos “extraños” que da la impresión de que en el papel ninguno de sus elementos es especialmente remarcable o innovador. Sin embargo, mágicamente esos elementos se complementan para irle dando al juego una forma, una identidad que quizás no se separa demasiado de lo ya conocido, pero que a la larga termina por definir su propia calidad. Call of Juarez: Gunslinger es sencillamente un producto notable: bien ambientado, bien diseñado y bien ejecutado. Desde los paisajes en estilo cel-shaded (el aspecto visual es bastante atractivo), hasta la musicalización y las voces de los actores, el juego consigue brillar por sus propios meritos. Es cierto que el final de la campaña es algo predecible, aunque no por eso menos bueno. La narrativa jamás cae a lo largo de la campaña principal.

Todo lo anterior cobra mayor relevancia cuando el precio del juego no pasa los USD $15, ya que probablemente existan en el mercado otros juegos que se venden a precio completo y que no ofrecen una experiencia tan satisfactoria. ¿Un shooter en clave arcade, ambientado en el viejo oeste, que exige reflejos, con duelos varios, bullet time, que cuenta una historia interesante y hasta incluye tiroteos sobre un tren en movimiento? Quienes gusten del género y de las historias del viejo oeste, van a pasar un muy buen rato con Call of Juarez: Gunslinger.

Lo imperdible:

– El ritmo de juego, enlazado directamente con la narración de Silas Greaves y el diseño de los niveles.
– El balance de las armas, habilidades y gunplay se siente preciso.
– Su ambientación western es soberbia: cel-shaded, buena música y buenos actores de voz.

Lo mejorable:

– Una hora extra de duración no le venía nada mal, aunque por ese precio es difícil ser exigente.
– Las batallas con los jefes no son particularmente difíciles.

¿Qué significa esto?

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