Columna

Argentina ya fabrica baterías de litio ¿Es el futuro petróleo que salvará a Latinoamérica?

Hace dos años atras comentábamos en una nota el aumento del precio del litio a nivel mundial y la posibilidad que esto significaba para la irregular economía latinoamericana, que busca afianzar una posición en el mercado mundial pero nunca logra un consenso respecto a qué manufactura será la punta de lanza que podría convertir a la región en una potencia comercial.

Los tiempos del “granero del mundo”, como solía conocerse a Argentina un siglo atrás debido a su economía basada en la exportación de materias primas alimenticias, hoy dejó de ser un valuarte competitivo y un generador de valor agregado para el crecimiento de un país.

Pero ¿qué pasa con el litio? ¿Por qué tenemos tanto y no lo aprovechamos de la manera correcta? Quizás, la respuesta pueda estar en esta noticia que fue publicada por el periodista argentino especializado en tecnología, Ariel Torres, para el diario La Nación.

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La combinación de una idea, con el conocimiento y el razonamiento científico podrían lograr que la región por fin comience a producir sus propios componentes relacionados con el litio: baterías para celulares, para automóviles híbridos, para notebooks y un sinfín de usos electrónicos.

Decimos que sólo esta combinación podría dar inicio a una fructífera industria porque la entrevista que le realizó Torres al físico y cosmólogo argentino Daniel Barraco nos muestra con claridad cómo se logró manufacturar las primeras baterías de litio en Argentina con un proyecto pensado por profesionales y ejecutado con el apoyo del gobierno local.

Barraco es el actual coordinador de un grupo de investigadores de la Universidad Nacional de la Plata y de la Comisión Nacional de Energía Atómica, que asociados con una empresa local, proyectaron fabricar baterías de litio en Argentina para exportar a los principales fabricantes de productos electrónicos del mundo.

El proyecto comenzó a mediados de 2010, cuando Barraco se comunicó con el gobierno local y les dijo que “el asunto es el litio. Hay que hacer baterías acá”. De no ser por su curriculum y su relación con las principales empresas tecnológicas radicadas en Argentina, quizás la propuesta del científico habría quedado como una llamada más. Barraco trabajó desde 1999 para convertir a la provincia de Córdoba en un polo tecnológico local. Coordinó la llegada de Motorola, Intel e Indra a la provincia, lo cual llevó a que el parque de recursos humanos tecnológicos creciera de poco más de 600 a más de 8.500 profesionales en la actualidad.

Pero volviendo al tema del litio en la región, sólo en Argentina (provincias de Salta, Catamarca y Jujuy) se encuentra cerca del 20% de la reserva mundial de este mineral. En Bolivia está la mayor reserva mundial, concentrando casi el 50% de litio del planeta en el Salar de Uyuni. En Chile, el Salar de Atacama posee el 25% de este material, lo que unificando sólo esa zona de Latinoamérica, se logra concentrar un estimado del 85% de las reservas disponibles en el mundo. A esta zona, la revista Forbes la denomina “la Arabia Saudita del litio”.

La propuesta de Barraco, luego de comenzar la fabricación a nivel regional, es la de crear un organismo similar a la Organización de Países Productores de Petróleto (OPEP) que controla el precio del petróleo mundial, para lograr establecer mecanismos de control de la oferta de carbonato de litio, evitando distorsiones por sobreproducción que impliquen bajas en el precio internacional.

 

La primera batería de litio fabricada en Argentina

“Para agosto, septiembre estarán fabricadas las primeras baterías para notebooks y celulares en Argentina. Para octubre ya estarán homologadas”. Estas palabras de Daniel Barraco entusiasman a cualquier persona que logre entender la magnitud del mercado de consumo de productos electrónicos y afines, ya que sin el litio, el único material capaz de reemplazar al petróleo a nivel costos en la actualidad, muchos fabricantes deberían buscar alternativas inexistentes en la actualidad para hacer funcionar sus productos.

Las palabras que siguen a continuación son textuales de Barraco y detallan el proceso que se debió transitar para llegar a la conclusión de que el proyecto podría ser viable. Fueron extraídas de la desgrabación de la nota hecha por Torres y decidí transcribirlas de manera textual para que se pueda apreciar la coherencia de Barraco y la claridad y el conocimiento con los que se lograron llegar a este punto de comienzo de fabricación, algo que si hubiera estado sólo en manos de funcionarios políticos, seguramente habría terminado en un cajón o en manos de alguna multinacional extranjera:

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El proyecto tiene tres partes, en orden lógico:

  1. Purificar litio extraído del salar
  2. Fabricar pastas inorgánicas y polímeros
  3. Fabricar baterías

Transversalmente, está el asunto ambiental, porque esto debe tenerse en cuenta; el planeta no es finito, por fin nos hemos dado cuenta de eso. De las tres etapas nosotros optamos por establecer un orden cronológico que comenzaría por desarrollar los materiales para hacer las baterías, para pasar luego a la fabricación. Para eso armamos un grupo donde está Arnaldo Visintin, de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), como jefe de grupo, Juan Collet, de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), y nosotros, la Universidad de Córdoba, por medio de la Facultad de Matemática, Astronomía y Física (Famaf) y la Facultad de Ciencias Químicas (FCQ).

En mayo de 2011 nos juntamos en Córdoba para ver qué sabíamos hacer respecto de las baterías de litio (iones de litio o polímeros de litio). Ahí nos dimos cuenta de que sabíamos mucho. Entonces armamos un programa nacional de lo que queríamos hacer. Lo primero que nos planteamos fue si podíamos hacer las pastas, es decir, los cátodos, los ánodos y los electrolitos. Y la respuesta fue que creíamos que sí. Otra pregunta fue: ¿podemos purificar litio? Y la respuesta fue que también que creíamos que sí, teníamos los investigadores trabajando en eso. ¿Tenemos empresarios? Sí, tenemos un grupo de empresarios cordobeses con conexiones en el NOA. Si conseguíamos el apoyo del gobierno nacional, entonces teníamos todas las piezas del triángulo de Sabato.

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Así que dijimos: ¿qué vamos a hacer entonces? Primero que nada probemos que podemos hacer una batería de litio. El problema era que no teníamos la caja de guantes, y una caja de guantes cuesta 70.000 dólares. Así que mandamos un chico recién doctorado de la UNLP a República Checa con nuestra fórmula para probarla. Las baterías de litio tienen cocina , es decir, hay varias posibles fórmulas. En este caso usamos un electrolito de hexafloruro de litio, otra de las partes era de grafito con litio y la tercera era de fosfato hierro litio.

El experimento en República Checa, el 30 de junio, nos dio bien, medimos corriente, medimos voltaje, comparamos con las tablas y nos dieron los valores correctos para esa fórmula. La batería funcionó, así que establecimos que sabíamos hacer baterías en laboratorio.

Ahí avisamos al ministerio y nos dijeron que nos presentáramos a un PID (Proyecto de Investigación y Desarrollo), y empezamos a intentar armar los laboratorios para avanzar en el desarrollo de las pastas que habíamos medido en República Checa. Una vez que la fabricáramos acá, veríamos cómo la hacíamos en cantidad y la mejorábamos. Esa era la idea original.

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En el medio se cruzó el Ministerio de Industria, diciendo que necesitaban baterías para el plan Conectar Igualdad. Yo estaba en Europa en ese momento. Cuando volví, Industria me dice que quieren saber cuánto podemos integrar en el país de una batería de litio. Les dije que como científico no sabía, que tenía que ver. Que me habían movido nuestro cronograma lógico. Les dije que nos veíamos en 15 o 20 días.

Trabajamos como enanos, y de ahí salió un documento con el que fuimos a la Secretaría de Industria, que en ese momento era subsecretaría y estaba cargo de Javier Rando, que nos atendió muy bien y nos preguntó de nuevo: ¿cuánto pueden integrar? Y nosotros le respondimos: todo. Se quedó de una pieza. ¿Cómo todo? Sí, todo. Sabemos hacer las pastas, sabemos hacer lo polímeros, el tema es que hay que escalonarlo. ¿Y cómo lo escalonan?, me preguntó. Bueno, lo primero que tenemos que hacer, le digo, es fabricar baterías. Pasar a la etapa de fabricación.

Entonces el proceso quedó así: la primera parte es ahora la fabricación de las baterías sin insumos. Los insumos representan sólo el 20% del valor de la batería. Compramos los polvos afuera y el resto se hace en la fábrica. Así que salteamos dos etapas y pasamos a la parte más avanzada, la de la fabricación. Ya sabemos cómo se hace cada celda, lo que tenemos que hacer es la fábrica con las máquinas para fabricar las celdas. Y sabemos dónde comprar las máquinas para hacer esto. Hay polvos que se pueden comprar en el país y otros que no. Posiblemente el aluminio y el cobre se puedan conseguir acá, así que no habría necesidad de importarlos. La electrónica la armamos nosotros, importando los componentes que no se hacen acá, como el microcontrolador. Pero la placa y la inserción se hacen en Córdoba. Lo que tiene litio se hace en las provincias productoras de litio: Salta, Catamarca y Jujuy. Hay que reactivar esa región. Ese es el acuerdo al que llegamos, para reflotar estas economías regionales. Que las baterías se fabriquen en las provincias productoras de litio.

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El futuro

El futuro tampoco está librado al azar. El cronograma de producción está pautado para comenzar a fabricar baterías para celulares y notebooks. El siguiente paso será desarrollar baterías para molinos eólicos y paneles solares, un mercado enorme donde se utilizan las contaminantes baterías estándar basadas en plomo y ácido. Para 2014 se proyecta comenzar la producción de baterías para vehículos híbridos, mercado en el que se estima para 2020 una parque de más de 200 millones de vehículos vendidos.

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Sin dudas, la producción de litio será el próximo paso para lograr la consolidación de la región como potencia productora y exportadora. La estabilidad política, a pesar de las diferencias lógicas entre cada uno de los países, y la mano de obra especializada que posee Latinoamérica podrían ser la combinación perfecta para lograr convertinos en la Arabia Saudita del litio.

Link: Baterías de litio hechas en Argentina (LaNación)

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