Internet es uno de los pocos medios donde puedes inventar buenas compañías de la nada, de cosas impensadas, de servicios para un nicho pequeño que resulta un éxito, y de grandes productos que terminan encontrando su razón de ser al fusionarse con otro. Y uno que podría perfectamente caber en todas las anteriores descripciones es el auge de los sitios de Bids, o como les pondría personalmente, “subastas al azar”. Se trata de sitios donde se subasta un bien y esperas apostar algo de suerte para adjudicártelo.
El éxito de ellos es evidente, y en un breve paseo por la web te puedes dar cuenta de que el crecimiento que han tenido durante este año y mediados del anterior ha sido explosivo. Estos aparentan ser buenos negocios sin rayar en la ilegalidad (en algunos países), tanto para quien oferta como para quien ofrece. Pero una cachetada en cada mejilla es lo mejor para despertar, porque no todo es tan así: son simplemente sitios de apuestas enmascarados como subastas.
¿En qué consisten estos sitios de “apuestas”?
El funcionamiento de estos sitios es una especie de mezcla entre una subasta, apuesta y un juego azar, ya que nunca se sabe cuándo terminará ni si serás efectivamente el “ganador”. Básicamente se disponen de productos para ser subastados durante un tiempo que es variable. Estas subastas no son con dinero real, sino con “moneda virtual” – en muchos casos llamados “Bids” – que se utilizan para ofertar, y representan las ruedas del negocio.
Los usuarios pueden comprar estos “Bids” con dinero real por varios medios, monto que llega directamente a la compañía. Algunos sitios permiten la compra individual de ellos por medio de PayPal, transferencias bancarias, tarjetas de crédito o débito, etcétera. Otras sólo ofrecen paquetes de 25, 50, 100, con la idea que la más cara salga más conveniente que el paquete con menos “Bids” y manejar mejor el ingreso de dinero. Siempre tendrás facilidades para comprarlos.
Esta moneda virtual sirve para pujar las subastas, que suben de valor con cada Bid y aplazan el cierre de la misma – por ello el tiempo es variable. Esto último le da más tiempo a otros usuarios para ocupar sus “Bids” y ser los últimos en ofertar, generalmente durante el último segundo. Los productos se muestran en el sitio con un valor usualmente equivalente a “Bids”, no a un precio real, aunque hay contadas excepciones que sí lo muestran.
El último que oferta después de cumplirse el tiempo se lo lleva pagando un determinado valor, usualmente basado en el número de Bids final. Hay casos de usuarios que ofertan un pequeño número de Bids en un momento oportuno (último segundo) y se llevan el producto, y otros donde usuarios que ofertan con todos sus Bids no logran hacerse de éste. Hay subastas que duran algunos minutos de más, otras se prolongan por varias horas hasta que ya nadie más oferte.
El software de Bids recibe el nombre de “Penny Auction Software” o “Bidding Fee Auction Software“, y es creado por diversas compañías como SoftMedia, Microbid o Scriptmatix (creadores de PHP Penny Auction), por decir los primeros que se me vienen a la cabeza. Los compradores de este software sólo deben configurar el funcionamiento, el diseño frontal y listo. También existe la posibilidad que otros se hayan aventurado por crear un sistema propio desde cero.
Algunos ejemplos clásicos de estos sitios son Gáneselo, Click&Bid, BidOn, Pupo, Wappox, iWuana y Llevamás, claros signos de la explosión en el ciberespacio de Chile. Dentro del plano hispano seguro hay decenas con casi el mismo funcionamiento.
La desafortunada idea original
Esto no es nuevo, sino una especie de reinvención de “El Último Pollo”, concurso bastante famoso años atrás en algunos bingos. Si recién salieron del cascarón, pregúntenle a sus familiares, seguro uno de ellos se acordará y les contará en qué consistía.
Volviendo a nuestra época, el año 2005 apareció una empresa de origen alemán llamada Entertainment Shopping AG, con un único producto llamado Telebid, y la idea de apuestas/subastas que leyeron en el apartado anterior. Telebid tuvo bastante éxito en el país germano, y recibió US$ 6 millones de capital por parte de los inversionistas Wellington Partners. Tres años más tarde ya tenía sucursales en Estados Unidos, España y Reino Unido, y en el mismo año 2008 decidió cambiar de nombre por Swoopo. En el plano legal, la Comisión Europea dictaminó que todo estaba en orden, dado que no habían roto con la reglamentación de Apuestas en Línea.
Todos querían ser parte del éxito de Swoopo, incluso recibió una inyección de US $10 millones más del grupo August Capital el 2009. En ese tiempo ya contaban con 10.000 productos vendiéndose cada mes (más de 300 al día), y 1.200.000 de clientes registrados. Ellos mismos argumentaban que la clave del éxito era no sólo por las increíbles ofertas, sino también porque era una forma de “compra entretenida” – personalmente considero gastar mi dinero como un acto útil, pero para nada cercano a entretenido. A esas alturas del partido la gente ya se había dado cuenta que era mucho más probable perder que ganar (ya verán por qué).
Independiente o no de lo anterior, Swoopo decidió en marzo de este año declararse silenciosamente en quiebra. Enmascararon la operación cerrando el sitio y colocando un aviso de “Problemas Técnicos” (que se ha mantenido por meses) dejando todas las subatas y datos congelados. Quién sabe si hasta esta fecha realmente se les acabó la bencina o bien decidieron arrancar con una bolsa de dinero en cada dedo, dejando a todos los usuarios botados.
Durante todo el período de vida de Swoopo aparecieron varios clones, mientras que otros decidían hacer algo más grande y hacer un software para que el resto montase su propio sitio de apuestas.
Negocio redondo
El negocio de los Bids es, prácticamente, redondo. Siempre hay dos ganadores: la empresa que ofrece la subasta y el usuario que se adjudica el producto en cuestión. Y siempre hay decenas, sino cientos o miles perdedores, que son los que ofertaron pero no fueron los últimos. No sólo pierden la posibilidad de adjudicarse/comprar el producto, sino también los bids que ocuparon para pujar antes del término.
Por ejemplo, tomemos en cuenta un producto de moda, como un “Plasma 3D de 32 pulgadas”. Lo podemos encontrar por sobre los US$ 600 en el mercado retail, sin embargo en uno de estas subastas aparecen por una fracción ínfima representada en “Bids”, como $35. El truco es que ese valor en Bids irá en aumento por cada puja. Entonces, mientras más usuarios ofertan, más Bids son ocupados, y por ende el valor real del producto comienza a multiplicarse por las nubes.
Manteniéndonos dentro de este ejemplo, muchos usuarios comienzan a ofertar durante los últimos minutos o segundos, y el valor comienza a aumentar de forma exponencial. Momentos antes del cierre el producto figura por “$1.435”, que si multiplicamos por el valor de cada “Bid”, terminamos con un precio que supera dos, tres o diez veces el precio del equipo en el mercado retail. ¿El negocio? Las utilidades que deja el dinero recolectado de las ofertas es gigante, sólo 1 usuario gana, y el resto de “Bids” que se ocuparon no volverán a las manos de los ofertadores, obligándolos a comprar más y seguir con el ciclo.
Claro, siempre hay excepciones, y en algunos sitios se pueden encontrar con ofertas “de ocasión” para hacer menos doloroso el asunto de los Bids, como la devolución total o parcial de ellos después de ofertar con éxito o no. Incluso algunos ofrecen la posibilidad de comprar el bien sin necesidad de ofertar, por medio de una gran suma de Bids, dinero en efectivo o ambas. El asunto aquí gira alrededor de los Bids, y como tal, la idea es que sigan comprándose y gastándose, o si no el negocio no funciona.
Todos alegan, menos los que ganan
Siempre hay detractores de todo, por muy buena que sea la idea. Y en esto de las subastas de azar también existen usuarios que no están de acuerdo. Hay múltiples razones por las que llaman a “no ser víctima de estos sitios”:
- Los Bids no se pueden volver a cambiar por dinero real. Esto no es un casino.
- Puede que el sitio resida en un hosting de otro país, escapándose parcialmente de ataduras legales si hubiese alguna.
- No existe garantía que en el servicio no hay palos blancos o bots. Estos hacen ofertas el último segundo y mantienen viva la subasta hasta que llegue a un valor que reporte más utilidades.
- Mucho menos que la gente no esté usando software “sniper” – muy parecido al que se usa para eBay – para pujar en el último segundo mientras estas ausentes.
- Tampoco que los ganadores sean efectivamente personas que se adjudicaron un producto. ¿Llegará uno a comentar su exitosa experiencia en este artículo con un correo real?
- La inexistencia, o escasa información, sobre Términos y Condiciones y Política de Privacidad en varios de estos servicios.
- ¿Dónde están las boletas de estos servicios? ¿A qué giro corresponden? ¿Se aplica la Ley del consumidor? ¿Tienen garantía estos productos? Eso nos lleva a una pregunta muy interesante.
¿Es legal esto?
Esto dependería de cada país, pero por lo menos puedo hacer un esfuerzo para llevarlo al nivel de Chile – tu tendrás que hacerlo en tu país de residencia. Aunque me hubiese gustado contar con asistencia legal, sólo puedo presumir que aquí no se quiebra ninguna ley por una simple razón: no se juega con dinero real, sino virtual, o sea, “Bids”.
Habitar en Internet es lo que permite a estos servicios funcionar sin tener que ser regulados por alguna ley referente a la operación de las apuestas y juegos de azar; como el dinero se va en bienes intangibles, las monedas virtuales, de allí en adelante se puede realizar cualquier cosa con ellas. Lo mismo pasa con juegos y microtransacciones e Internet, que son difíciles o imposibles de regular por algún país.
Por ahí comentan que la única forma de regular esto sería a través de una Ley que permita darle un correcto funcionamiento a los juegos de azar a través de Internet. El tema legal da para varios párrafos más dado que no existe en Chile alguna ley que regule de forma particular estos sitios. Por lo mismo, son legales.
Siempre hay uno
Lamentablemente, por mucho que los consideren dignos caza-bobos, todavía hay gente que desea tentar la suerte a través de estos sitios. Tampoco me explico porqué la increíble explosión de éstos a nivel local e internacional si no es por el número de usuarios que decide registrarse, comprar “Bids”, y gastarlos durante el último segundo.
Así como la gente cree que puede ganarse un premio grande en la lotería por CLP$ 700, aún cuando la posibilidad de que ocurra es de 1 entre 3.237.399.360 de escenarios (o cercana), también hay quienes desean ocupar el dinero de una apuesta en otras cosas más sólidas; ambos casos son respetables. Quizás ese mismo tipo de gente que busca un golpe de suerte además intenta ganarse algo en este tipo de sitios. Sería ofensivo de mi parte creer que existe gente esperando ganar todo en la vida con el mínimo esfuerzo.
La razón de este artículo no es mirar feo a estas subastas de azar, mucho menos crear una manifestación virtual en contra de la masa que los juega o los pasan por alto – es tu dinero, tu tienes el derecho de hacer lo que quieras con él. Si alguien desaprueba esta práctica, simplemente no apueste. Acusar de fraude, robo, timo o como sea, no es la opción más sana porque se puede (o pueden) salir trasquilado(s).
Lo importante de ésto es saber que, como argumentan su funcionamiento y dado el número de gente que participa en estos sitios, tienes la misma posibilidad de ganar un producto como de meter un gol de media cancha frente a la selección de Uruguay con la pierna menos hábil y con todos colgados del arco. Incluida toda la barra charrúa.