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Las cartas sobre la mesa [NB Opinión]

Una mirada a lo que se viene

Con el E3 2011 consumado hace ya unos cuantos días, es buen ejercicio repasar y opinar sobre lo visto y presentado por las tres principales compañías del sector. Y es que, especialmente cuando se anuncian y muestran nuevas máquinas, la industria se pone interesante.

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Microsoft

Microsoft parece tener las cosas bastante claras. La Xbox 360 ha ido mutando y de ser casi por definición la consola hecha para el jugador tradicional, ahora nos encontramos con un producto diferente. No tanto en especificaciones, pero si en cuanto a filosofía: Microsoft ya no vende una consola de videojuegos, vende un centro de entretenimiento. Integrar YouTube, Bing y Xbox Live TV en un solo aparato es una señal potente, tanto asi, que al día siguiente de la conferencia de prensa de Microsoft las acciones de Netflix bajaron su cotización en la bolsa. En Estados Unidos, la Xbox 360 manda.

El gran «problema» de Microsoft, es que su público tradicional está quejándose. ¿Con justa razón? Puede ser, dependiendo del cristal con que se mire. Si se trata de juegos exclusivos, Kinect parece ser lo principal, y es casi obvio que los de Redmond quieran ganarse al público que ya tiene una Wii en sus casas. Eso si, la primera oleada de juegos para Kinect probó ser -con contadas excepciones- un tanteo, casi una demostración técnica en masa. Esta segunda generación de títulos necesita un afinamiento para asentarse definitivamente como una opción efectiva, y no un mero periférico.

Por otra parte, los juegos exclusivos tradicionales no son abundantes. Halo, Gears of War y Forza definitivamente son los que llevan la batuta, mientras que el resto del trabajo lo hacen el resto de las compañías, tal y como se vió en la conferencia, donde Call of Duty y Tomb Raider fueron estelares a pesar de no ser exclusivos de la consola. Pero viéndolo desde el lado empresarial, la cosa es sencilla: tres exclusivas hiper millonarias es suficiente, y si Alan Wake, Crackdown o Kameo se cuentan como desaparecidos en acción es simplemente porque esos mismos jugadores tradicionales decidieron que no eran juegos necesarios ni imperdibles; por otro lado, la enorme cantidad (y calidad) de juegos multiplataforma que salen a cada rato compensa la balanza.

¿Microsoft ha perdido el rumbo? No, yo diría que saben perfectamente lo que hacen, incluso más que el resto. Habrá que ver si ese «algo para todos» no fragmenta demasiado su parte del pastel, ya que si se trata puramente de juegos, la competencia es fuerte. En Microsoft quieren que la consola sea la más vendida en todo el mundo, pero antes, necesitan que en todos lados sea valorada de la misma forma que en Estados Unidos; eso incluye homologar los servicios de Xbox Live en todo el mundo, y que el contenido ofrecido en Chile, Colombia o México suba su nivel de calidad de forma exponencial. Algo que por ahora se ve lejano.

Sony

Dejando de lado el tema de la PSN y los hackers, Sony está empezando a cosechar los frutos de su apuesta «canterana», donde la calidad parte en casa. ¿Un ejemplo? Uncharted en la Playstation Vita, que se llevó todos los elogios habidos y por haber de quienes pusieron las manos sobre el juego, y de los que apenas vieron a otro jugando.

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El enfoque de Sony hacia los juegos de corte más clásico parece ser lo primordial, sobre todo al ver la filosofía para con Move: «opcional», con letras mayúsculas. Incluyendo a los títulos exclusivos para el control de movimiento, no hay nada demasiado estrafalario ni escandaloso, al contrario; el entusiasmo es bastante moderado. Por si fuera poco, la nueva Playstation Vita directamente intenta llevar la experiencia de sobremesa a la portátil, con juegos categoría AAA y HD (o casi) como estandarte. Sus capacidades multimedia tampoco se quedan atrás, y sin llamarse PSP2, el relevo lo toma directamente, para bien y para mal.

Ahora, de nuevo es el jugador tradicional el que agradece este enfoque, pero hay que ver como responde ese mismo jugador cuando la nueva consolita esté en el mercado. Antes de la PSP, todos apostaban a que la primera portátil de Sony iba a comerse el mundo, y la realidad terminó siendo radicalmente diferente. La historia ha probado que no siempre más es mejor, y no siempre la mejor tecnología termina imponiéndose. DS y Wii dicen hola.

Hay una cosa que es innegable: Sony, con su filosofía, está apuntando fuerte por los jugadores tradicionales. Los días de la consola difícil de programar pasaron, los días de «no tiene juegos» también pasaron; el único detalle, es que actualmente el jugador hardcore es casi un nicho dentro de un mercado que crece hacia otro sector. Uncharted 3 tiene por obligación que convertirse en un best-seller absoluto a finales de temporada, para que el enfoque de Sony sea sustentable en el futuro. Y a las marcas de Sony de esta generación todavía les falta un pequeño impulso para ser «too mainstream«, utilizando un término de moda; por calidad, Uncharted o Infamous miran de tu a tu a cualquiera, pero tienen que venderse de la misma forma. Las comparaciones son odiosas, pero ahí está el ejemplo de Gears of War, una marca exclusiva de esta generación que no deja indiferente a nadie, sean fanboys o haters.

De todas formas, Sony parece ir lento pero seguro. Los juegos son lo principal, y los títulos firmados por estudios del corral de Sony siempre aseguran calidad. Los jugadores tradicionales poco pueden quejarse de lo que les ofrece una Playstation.

Nintendo

Lo de Nintendo todavía es medio indescifrable al ciento por ciento. Ellos mismos reconocieron que no fueron totalmente claros al presentar la nueva Wii U, y mucha gente no sabía si se hablaba de un nuevo control, de una nueva consola, o hasta de un tablet.

Hay algo indiscutible dentro de todo lo relativo a Wii U: en Nintendo se dieron cuenta que necesitan tanto de sus propios juegos, como de los títulos fuertes que lanzan los de Epic Games o los Rockstar Games. Hoy en día, el 90% de los juegos que salen son multiplataforma, y nadie se puede dar el lujo de perder ese mercado; ni siquiera Nintendo, y menos, a causa de la tecnología. De todas maneras, el tema es más de fondo y da para largo, pero la complicada relación de Ninty con las third parties se remonta a los tiempos de Nintendo 64, cuando los de Miyamoto controlaban la producción de catridges para esa consola, y que decir del famoso grupo de desarrolladores conocido como Dream Team; casi un desprecio para el resto de estudios.

Volviendo al presente, más que una nueva revolución, lo que Nintendo parece anhelar es volver a tener el apoyo del jugador tradicional. Al nuevo público captado con la Wii de seguro que no lo van a perder; parece una locura pensar en desprenderse de los consumidores de Wii Fit, Wii Sports, Imagina Ser, y etcétera. Lo que si necesitan en Nintendo es tener algo que ofrecerle a los usuarios de Xbox 360 o Playstation 3, y de ahí que el anuncio de una larga lista de juegos y desarrolladores trabajando en proyectos para la Wii U haya sido quizás lo que con más orgullo presentaron Iwata y Reggie en el keynote.

Por ahora, Nintendo tiene una situación ventajosa. Van a ser los que abran la octava generación de consolas de sobremesa, y si de aquí al lanzamiento mueven bien sus fichas, la jugada puede ser ganadora; Nintendo siempre va a ser Nintendo. Pero cuidado, porque la Nintendo 3DS está dando una alerta, ya que es la sucesora de una de las consolas más vendidas de la historia (contando portátiles y de sobremesa), y su comienzo ha sido lento. Y todo, por no tener títulos potentes de lanzamiento que incentiven a su compra. Las 3D sin lentes no alcanzan por sí solas.

¿Nintendo está llegando tarde a la alta definición? Tecnológicamente, y basándose en todos los supuestos relativos a las especificaciones de la Wii U, parece ser que si. Pero ya hace algún tiempo se habló de una «consola actualizable», y la poca importancia que le dan en Nintendo a la maquinita («lo que hay en la caja no es importante», según Reggie), da mucho que pensar. Considerando siempre al control como lo fundamental, cambiar solamente la caja no parece un problema, y además, encaja perfectamente con esa definición de consola escalable. Por ahí pueden ir los tiros, especialmente si Sony o Microsoft lanzan nuevo hardware de sobremesa en un par de años y Nintendo quisiera ir a la par. Pero eso ya es especular demasiado.

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