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Si bien energía y medioambiente no serán siempre ramas concomitantes, hoy existe un vínculo entre ellas debido a los altos índices de emisiones de gases de efecto invernadero que lanzamos a la atmósfera para generar lo primero en desmedro del segundo. Por otro lado, es casi una certeza que el mundo necesita cada vez más electricidad para seguir desarrollándose. Estas son las líneas más básicas del problema energético al que apunta sus dardos el Ingeniero del MIT y empresario de internet, Bob Metcalfe.
Un buen ejercicio para comenzar a pensar la solución, sería mirar las historias exitosas que ya conocemos. Eso es lo que propone Metcalfe (protagonista en el desarrollo de Ethernet, tecnología vital en la infraestructura de internet) y lo hace como inversionista de riesgo y experto en la red de redes. Si hay algo que podemos predecir es que la solución a este problema no será lineal ni unidimensional sino, como nos enseña internet, multidimensional y en clave hipertextual.
La historia del desarrollo de internet que nos describe Bob nos enseña varias lecciones sobre los problemas a los que se tuvo que enfrentar el nuevo invento, de tipo técnicos, preguntas mal planteadas, desconfianzas del gobierno y falsas concepciones del público. Metcalfe concluye que la solución energética no está (como algunos sostienen) disponible en este momento, ni tampoco lo estará en 2 o 3 años. El desarrollo de las soluciones para la energía son procesos que, al igual que internet, demorarán 10 años, 20 años o incluso más.
El creador de Ethernet ejemplifica esto con una anécdota interesante. Cuando internet estaba en pañales, muchos apostaron que la comunicación a larga distancia sería satelital y por microondas, mientras que localmente se usarían cables. Hoy, internet se comunica a grandes distancias con fibra óptica y localmente prima la transmisión inalámbrica. Desaciertos así plagarán los años por venir.
Habiendo aprendido de esas lecciones, las nuevas inversiones tendrán que ser de mucho más largo plazo y apostar por aquello que no tenga precedentes, por lo mismo, los inversionistas de riesgo son agentes de la solución, dice Metcalfe, además de las universidades, los estudiantes y el Estado. Para dar un ejemplo, hace un par de años todos hablaban de los biocombustibles, en particular del etanol de maíz y el de caña de azúcar. Muchos invirtieron y perdieron su inversión. No era el futuro y hoy ni siquiera parece ser parte de la solución para el mundo.
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Junto con esto, Metcalfe sostiene que si quieres invertir en algo que probablemente necesitarán las nuevas fuentes de energía, eso será tecnologías de almacenamiento, en todas las proporciones. Las nuevas redes de distribución estarán llenas de lugares de almacenamiento desde las fuentes hasta los consumidores.
¿Qué podemos aprender de esto?
La idea central en el mensaje de Bob Metcalfe, es que los paradigmas están cambiando radicalmente de un mes a otro y de un año a otro. Por ese motivo, la primera gran lección es que hay que tener cuidado con las afirmaciones absolutas sobre la solución al problema energético. Cuando internet estaba dando sus primeros pasos, la computación y las comunicaciones eran ramas completamente distintas, disciplinas aisladas. Hoy, la primera no se puede concebir sin la segunda. De la misma forma, lo que hoy nos parece irrisorio, mañana puede ser la norma.
Existen diversas opciones de energías renovables no-convencionales o ERNC; estas fuentes guardan una promesa, en particular la energía solar en sus distintas denominaciones. Sin embargo, si algo nos enseña la historia, es que la proporción de su uso como parte de la solución aún es una pregunta pendiente y a mayor profundidad, la respuesta no es solo cuál o cuáles serán las fuente, sino cómo las implementamos.
La digitalización trae consigo la posibilidad de habilitar la llamada “Smart Grid” como parte de esa solución energética, mejorando la implementación. Es decir, nuestras redes terrestres de distribución eléctrica necesitan volverse “inteligentes”, digitalizando sus procesos de manera que podamos administrarlas de mejor forma y automatizarlas, entregando libertad a la agregación de nuevas fuentes al sistema y generando una retroalimentación más fluida, propiciando la gestión de la demanda, el ahorro y la eficiencia de su consumo.
Es muy importante abrirse a la discusión y siempre tener al frente los hechos técnicos. No es arriesgado pensar que, así como en los albores de internet muchos habrían jurado que los computadores personales jamás podrían despegar y el futuro era una red entre universidades y centros de investigación, asimismo el futuro traerá sorpresas. Al final del camino, probablemente no consumamos menos energía sino que logremos consumir mucha más, pero con mucho menor impacto.
Links:
– Bob Metcalfe: Investing in energy with lessons learned from networking (Tech2Energy)
– Polaris Ventures: Enernet [PDF]