(cc) Hassan Almustafa
Durante mucho tiempo (al menos en los países democráticos), se consideró al periodismo el “cuarto poder”, capaz de tener una influencia decisiva en el devenir político de un país. Parece que ahora esa capacidad ha llegado a la Red, como demuestran no solo las filtraciones de Wikileaks si no también los recientes sucesos en Túnez.
El cambio de régimen en el país magrebí solo se puede explicar en gran parte por la gran movilización de usuarios de Internet y blogueros que, burlando la censura y la represión, han sido capaces de informar al detalle de las movilizaciones, colgar vídeos de las manifestaciones y los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, etc. Ahora uno de ellos, Slim Amamou, forma parte del nuevo gobierno de unidad nacional que busca la estabilidad de un país sumido en la crisis.
Pero es que además Amamou es miembro… del Partido Pirata. De este modo también se convierte en el primer miembro de esta organización (que defiende el software libre, los estándares abiertos y el intercambio cultural libre entre otros) que forma parte del ejecutivo de gobierno de una nación. Programador informático de profesión, este joven bloguero y empresario de 33 años (que ha sido elegido para ocupar la Secretaría de Estado de Juventud y Deportes) se había significado por sus actividades de contrainformación y movilización en la Red.
Pero la ya conocida como “Revolución de jazmín” no hubiera sido posible solo con los esfuerzos de los activistas locales. También han sido clave las propias infraestructuras del país en lo referente a Internet (su banda ancha, de las más avanzadas de África, cubre todo el sistema educativo y junto a su bajo coste consigue que al menos un tercio de sus habitantes acceda a la Red) y la ayuda entusiasta de grupos del exterior, como Anonymous.
Entre todos fueron capaces de superar la censura que ejercida desde la agencia estatal de Internet impedía el acceso a periódicos y webs críticas con la dictadura tunecina. El punto culminante de la movilización lo marcó la manifestación de internautas que vestidos de blanco por el centro de Túnez terminaron por precipitar la huída del presidente Ben Ali.
Seguro que los dirigentes políticos de todo el mundo han tomado buena nota de lo que podemos considerar ya como revoluciones populares 2.0. Y el resto también deberíamos aprender que para protestar no basta con colgar un post en Facebook, si no que hay que salir a la calle. Si la Revolución Francesa sucediera hoy, la toma de la Bastilla se transmitiría por Twitter…
Link: Un bloguero en el nuevo gobierno de Túnez (El País)