Niubie Labs

Limbo [NB Labs]

Un paseo en blanco y negro.

Hay veces en que menos es más. Y hay otras veces que mucho menos es mucho más. En épocas cargadas de espectacularidad -de la buena- un estudio danés de nombre Playdead expone una propuesta tan simple como clásica, a la vez que particular. Limbo es el primer juego de la serie Summer of Arcade, que llega en exclusiva a Xbox Live por 1200 Microsoft Points y que detrás del lienzo monocromático esconde una ejecución muy inspirada.

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Limbo es en extremo simplista, aunque no por eso menos complejo. Decir que se narra la historia de un niño en búsqueda de su hermana, tal vez sea demasiado por la forma en que se presenta el norte del juego. En efecto, el niño quiere encontrar a su hermana, pero eso se supo por boca de la gente de Playdead: en Limbo no hay diálogos, no hay cinemáticas, ni hay texto. Tampoco hay hud, ni pantallas de carga. Nada.

El juego rescata los fundamentos del género de plataformas, aunque todo en Limbo se basa en los puzzles. El personaje se maneja en un entorno bidimensional, que recuerda mucho a los ilustres del género: un botón de salto y otro para acciones específicas con los objetos. Y el fin principal es avanzar casi exclusivamente hacia la derecha por el escenario, y avanzar, avanzar, avanzar, y seguir avanzando hasta llegar al final. Pero ese escenario está plagados de peligros y complicaciones que se resumen siempre en un “¿qué hacer para seguir?”, y es ahí donde hay que valerse de los recursos que se tengan a mano para resolver el dilema.

El diseño de los niveles es perfecto. Quizás la palabra sea demasiado grande, pero no hay otra más acertada para describir lo increíblemente inteligente de las situaciones que se presentan. Y cuando parece que ese puzzle es imposible de resolver, al final la solución termina siendo la más lógica y la única posible con los recursos que contamos, o incluso, de acuerdo a las leyes de la física. “¿Cómo no lo pensé antes?” es tambien una frase recurrente durante los 24 capítulos de Limbo.

Siempre, en todo momento, los errores se pagan con la muerte del personaje, muertes que en ocasiones son bastante explícitas y grotescas (decapitaciones y empalamientos, entre otras). La mecánica de ensayo y error -mas bien ensayo y muerte- se hace presente, pero en vez de generar cansancio, se da el efecto contrario y es imposible no querer seguir intentándolo, porque siempre la solución está visible, aunque no sea observable a la primera. Balancear la dificultad de manera impecable es trabajo de chinos, y considerando que en Limbo no hay niveles de dificultad, entonces el mérito es doble.

Limbo se presenta en blanco, negro y escala de grises. No hay música, y las pocas melodías se escuchan en algunos momentos en particular para acentuar un par de situaciones. El resto, son sonidos a los que hay que estar atento porque a veces son parte de la clave para descifrar los puzzles.

El apartado visual de Limbo es soberbio. Con mucho de film noir, incluyendo el efecto granulado, el detalle de los entornos que se ven durante el juego son casi enfermizos; y todo, sin más colores que el blanco y el negro. El adjetivo de “cuadro en movimiento” no puede ser más preciso para definir el juego tanto visual como artísticamente, mención aparte para la suavidad de todas las animaciones, ya sea de los personajes vivientes o de los objetos cuyo movimiento es causado por la inercia. Impresionante es poco.

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Lo que Limbo transmite es difícil de describir. Es algo como una sensación de soledad atrapante, de jugueteo con la muerte, que solo necesita de un par de elementos audiovisuales para que le llegue al jugador o al que está mirando la pantalla, y son contados los juegos que logran con un abánico de elementos limitado, entregar algo tan explícito y a la vez surrealista.

Sin embargo, es en la inteligencia de su propuesta a nivel general donde Limbo se pone por encima de sus pares, y donde no hay ningún punto débil. Los puzzles y sus formas cambian radicalmente a medida que se avanza en el juego, evitando la repetición; a causa de esto, siempre el siguiente desafío es un poco más difícil que el anterior, y se van introduciendo elementos nuevos que requieren de investigación antes de encontrar la forma correcta de uso.

¿Hay algo no tan bueno en Limbo? tal vez que no pase de las 5 o 6 horas. Aún así, lo que dura el viaje por el Limbo es tan satisfactorio que su extensión es difícil considerarla negativa, y hasta se puede pensar que una mayor duración es innecesaria. Una vez resuelto el último puzzle, y después de haber muerto en innumerables ocasiones, pocos podrían decir que el juego es corto.

Y ya sea en el cine o en la literatura, alcanzar el status de obra maestra de seguro que conlleva un par de concesiones; hecho el alcance, Limbo es simplemente una obra maestra de los videojuegos contemporáneos, acreedor de la distinción máxima que podemos otorgar. Una lástima que no se le puedan dar seis.

Lo imperdible:

  1. La presentación audiovisual es soberbia.
  2. Su jugabilidad es simple y perfecta.
  3. Los puzzles.
  4. El desarrollo y la variación de las mecánicas a medida que se avanza en el juego.

Lo impresentable:

  1. Su duración puede ser discutible.

Obra Maestra

…Limbo es simplemente una obra maestra de los videojuegos contemporáneos.”

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