A veces se cree que el tema del espionaje y la intriga internacional son temas exclusivos de series de TV y películas –algo de la pasada Guerra Fría– y mucho más si el tema tiene que ver con los rusos.
Pero tal parece que esto no es tan así. El Departamento de Justicia de los Estados Unidos comunicó el desmantelamiento de una red de espionaje de origen ruso que operaba actualmente en territorio Norteamericano. Se levantaron cargos contra 11 personas que tendrían como tarea establecer relaciones con personas del gobierno estadounidense para enterarse de secretos de estado.
Lo más destacable es el uso de alta tecnología a lo más Bourne, incluyendo sistemas de intercomunicación privada vía WiFi, envío de mensajes de texto, videos y fotografías mediante los gadgets más modernos.
Por ejemplo, la demanda dice que una de las acusadas, Anna Chapman, fue a una cafetería en Manhattan en enero y transfirió datos desde allí a un funcionario del gobierno ruso que pasaba por afuera en una minivan y que nunca entró a la cafetería, usando una red inalámbrica privada.
Dichos espías tenían infiltración en altas esferas del gobierno estadounidense, incluyendo funcionarios de la Casa Blanca. Agentes federales indican que los espías llevaban décadas instalados en los Estados Unidos y llevaban vidas aparentemente normales. Hacían uso de altas técnicas de codificación como la esteganografía (que consiste en un retardo deliberado al teclear mensajes, generando un código imperceptible).
El FBI también dijo que los supuestos agentes utilizaron “radiogramas”, es decir, paquetes de códigos de datos enviados en impulsos a través de un transmisor de onda corta, que les permitía mandar información a Moscú.
No cabe duda de que si se prueba esto podría haber grandes problemas entre Estados Unidos y Rusia, cuyos presidentes la semana pasada se juntaron a comer hamburguesas en son de paz. ¿Pondrá esto fin a esta silenciosa red de espionaje, o será tan sólo la punta del Iceberg?
Link: Alleged Russian agents used high-tech tricks (CNET news)