(cc) soldierant flickr
Era cuestión de tiempo para que el anuncio de Cisco que prometía “cambiar la internet para siempre” y que se develó con la presentación del router de nueva generación CRS-3, levantara polémica en sectores “sensibles”, financieramente hablando, a los grandes cambios de paradigmas.
¿A quién podría molestarle un simple artefacto de enrutamiento que administre el tráfico a 322 terabytes por segundo comprobados y a una velocidad de transferencia cercana a los 100Gbps? ¿Quién podría estar preocupado porque los mortales podamos tener verdadero ancho de banda en nuestros pequeños smartphones para poder disfrutar de una linda peli durante el viaje al trabajo o la facultad o que nos lleve el mismo tiempo bajar una temporada completa de nuestra serie favorita que hervir un huevo? La respuesta es simple: Hollywood.
Hasta hoy, lo único que logra preservar las pocas y anticuadas estrategias de los gigantes del cine y la música para limitar las descargas de sus producciones es la falta de previsión tecnológica de los proveedores de servicios de internet y las obsoletas estructuras de cableado que llegan a los hogares. El cuello de botella generado por el rápido crecimiento de las comunciaciones móviles así como una tendencia hacia los contenidos multimedia (streaming de audio y video principalmente) por parte de los consumidores, sólo es desalentada por impedimentos técnicos (falta de ancho de banda para distribuir ese tráfico) y por burdas estrategias de los ISP para bloquear algunos contenidos favoritos, como los sitios de torrent.
Sería simple pensar que, como el freno impuesto por las petroleras a los autos que utilizan energías alternativas, las compañías de telecomunicaciones o ISP optarán por boicotear al Cisco CSR-3 en pos de mantener su actual esquema de negocios, donde ganan lo que quieren necesitan dando un servicio apenas decente. Pero parece que no será así en este caso, ya que AT&T se ofreció como uno de los primeros tester de los nuevos routers, logrando interconectar sus oficinas de Nueva Orleans y Miami a 100 Gigabits por segundo y Google ya piensa en convertirse en ISP, si logra resolver el problema de tráfico en el último tramo de la conexión hogareña (El mes pasado anunció que comenzaba con pruebas de alta velocidad en hogares residenciales con acceso a banda ancha).
Existe un interesante paso a favor de que estos chiches tecnológicos prosperen, y tiene que ver con las exigencias de la FCC en relación al “Plan Nacional de Banda Ancha” propuesto por el presidente Barack Obama para aumentar el ancho de banda en los hogares actuales y lograr que todos los ciudadanos estadounidenses tengan internet.
Claro, eso sólo afectaría a Estados Unidos, pero no sería la primera vez que un modelo de negocios o cambios estructurales sea comercializado o imitado por los grandes jugadores del mercado para obtener ventajas competitivas. El funesto ejemplo de la OLPC, que fracasó en su intento de llegar masivamente a los ámbitos educativos pero que dió una gran idea de negocios que evolucionó en las económicas netbooks actuales, nos puede marcar la pauta de que con apenas U$S 90 mil (costo estimado para el CSR-3) un ISP podría dejar besando la lona a su competencia en cuestión de meses (o años, según lo que tarden en tu país en concretar el burocrático trámite de baja de servicio).
Muchos gurúes tecnológicos e ingenieros de grandes compañías auguran un futuro basado en las telecomuniciones multimedia, apoyadas en video y audio, por lo que, como sucedió tanto en la explosión del formato VHS como en la era del CDRW, una vez más los grandes monopolios de la industria cinematográfica y discográfica deberán replantearse sus estructuras de distribución, dejar de negar la evolución de estas tecnologías (tanto la RIAA como la MPAA sólo declararon que apoyan la evolución tecnológica pero no hicieron comentarios sobre estos nuevos equipos de ruteo) y afilar los dientes para este nuevo enfrentamiento contra un avance que parece imparable.
Link: Cisco’s New Router: Trouble for Hollywood (Time)