Compositores: Hiroshi Yamaguchi, Masami Ueda, Rei Kondoh, Norihiko Hibino, Hiro, Erina Niwa, Takayasu Sodeoka y Takahiro Izutani.
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Editora: Wave Master, a través de Avex Marketing
Resulta interesante ver el resultado que obtuvo Platinium Games con Bayonetta, un título que nació como una curiosidad atractiva para los fanáticos de los juegos de acción, pero que gracias a Sega y sus creadores comenzó a tomar forma y fuerza en casi todos sus aspectos, obteniendo resultados grandes e importantes en muchos medios. Como era de esperarse, la banda sonora compuesta para el juego no se queda atrás y a decir verdad, aquello que escuchamos durante cada sesión en realidad brilla al combinarse con las peleas e historia que vive la sensual bruja creada por Hideki Kamiya pero, ¿cómo se escucha esta misma música alejada de la pantalla de televisión? La respuesta la podemos encontrar en esta banda sonora, la cuál resulta más ambiciosa de lo que debería y pone en evidencia que alrededor del concepto de jazz, rock y orquesta que ofrece el juego en una primera impresión, hay también muchísimas piezas de relleno e intrascedencia.
Compuesta de cinco discos, más de 140 temas y una presentación envidiable, la música origial de Bayonetta reúne a los compositores más importantes que ha tenido Sega a lo largo de su historia, entre los que se incluyen artistas como Hiroshi Yamaguchi, Masami Ueda y Hiro, además de retomar en muchas piezas algunos de los trabajos más conocidos de reconocidos compositores clásicos como Franz Peter Schubert, Ludwig van Beethoven, Frédéric François Chopin, Wolfgang Amadeus Mozart, y Wilhelm Richard Wagner. Esta combinación, aunque extraña a momentos, logra ofrecernos un soundtrack muy extenso pero poco variado, puesto que la música difícilmente sale de la ambientación épica que se le intentó dar a la historia y que en el juego se arma de piezas donde los coros y la orquesta buscan darle un dramatismo que la verdad, en el juego parece enfrentarse, más que apoyar el concepto de los personajes y su historia, mientras que en el disco, las mismas piezas se sienten genéricas, vacías y a momentos con un sensación mecánica en su ejecución.
Obviamente, esta situación cambia radicalmente del otro lado de la monea, cuando las melodías de jazz entran en juego y con ellas ya podemos reconocer la sensualidad y osadía que se buscó reflejar en la protagonista del juego y que vaya que logran rescatar del tedio uns producción que no sólo es muy extensa, sino que ésta se llena de piezas cortas de acompañamiento que tampoco parecen llevarnos a ningún lado. Sí, este álbum esta lleno de temas que difícilmente lograr llegar al minuto de duración, pero aunque eso es común en las bandas sonoras hechas para un juego de video, la gran mayoría de esas breves interpretaciones sirven normalmente para llevarnos a una composición enorme, cosa que en el álbum no pasa.
Si bien los títulos de cada tema nos establecen un momento en la historia del juego o sirven identificarnos con cada uno de sus personajes, llama la atención que únicamente algunas piezas de piano logran sobresalir de este tedio, al igual que las versiones arregladas de otros juegos de Sega, Space Harrier, OutRun y After Burner, la cuáles fueron incluidas casi como broma en esta banda sonora y que por alguna razón se sienten con mayor fuerza que las originales.
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Claro, mención aparte están las dos versiones de la canción Fly me to the Moon, cuya presencia en esta banda sonora y el juego en sí dan pie al concepto general de Bayonetta y vaya que en su producción e interpretación valen la pena, pero al final quedan también sepultadas en tantísima pieza intrascendente. Quizá un poco de visión y menos ambición pudieron habernos dado un disco doble grande, pero eso ya se quedó en la intención. Los fanáticos puede que valoren mucho esta producción, pero difícilmente lo harán en su totalidad.
Sobrevalorado
…”