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La Sociedad General de Autores de España (SGAE) obliga a las peluquerías de Cataluña a pagar un canon por poner la radio en sus establecimientos.
Por este motivo, han iniciado una campaña, en la que además que aseguran que no van a pagar un cánon por algo que consideran totalmente absurdo, instan a que los clientes acudan a cortarse el pelo con su propia música, y si además esta es original, tanto mejor. Tan simple como meter un reproductor MP3 en el bolso antes de salir. La campaña empezó en navidad, y ahora mismo los establecimientos adheridos a la campaña se cuentan a centenares.
La SGAE ha decidido aplicar un canon por el simple hecho de tener encendida la radio para empleados y clientes, y obliga a realizar un pago que oscila entre los 6 y los 12 euros al mes, dependiendo de la capacidad de la peluquería, con el fin de proteger los derechos de los autores de las canciones que ponen las emisoras de radio.
¿Absurdo? Bueno, son las propias peluquerías las que plantean qué ocurriría si inventaran un canon para que cada vez que uno de sus clientes apareciese en público con un corte y/o peinado realizado en estos establecimientos tuviera que pagar. Por otra parte, es evidente el miedo que da pensar en terminar pagando algo así. Se apunta a un aumento del precio de los servicios de peluquería de forma generalizada, por lo que los clientes terminaríamos pagando -otra vez- a la SGAE.
¿Que tiene que ver esto con la tecnología? Pues mucho. La SGAE es uno de los principales impulsores de la Ley de Economía Sostenible, y mientras ellos apuntan que lo único que pretenden es proteger a los autores, no somos pocos los que pensamos que la organización solamente se mueve con fines recaudatorios, y desde hace no precisamente poco tiempo. Para ser honestos, esto de las peluquerías no es exactamente nuevo, solo que en este caso el colectivo de afectados se ha juntado para ejercer más presión.
Lo de las peluquerías es un símil de lo que ocurrió en su momento -y ocurre- con los establecimientos hosteleros y los programas de televisión; la SGAE reclama un canon también. La organización ha intentado forzar el pago de un canon por la representación de obras de teatro en pequeñísimas comunidades, a pagar un canon por llevar a la práctica fiestas locales de corte tradicional y con fuertes símbolos de identidad, a pagar por la música que se utiliza en las bodas en una iglesia (si, lo que canta el coro en el interior de la iglesia, aparte de la que se usa en el banquete posterior), e incluso ha pretendido cobrar por conciertos sin afán de lucro, y cuya recaudación se destinó a fines humanitarios.
De hecho, cualquier aparato en España que tenga de una forma u otra algún sistema de grabación de datos analógico o digital e incluso lo que se pueda conectar a este, si no puede grabar por sí solo, incluidos todos los soportes de grabación, está sujeto a un canon de la SGAE porque se considera que dicho aparato se usará para grabar material sujeto a derechos de autor. Es decir: si yo tengo un DVD con las fotos de mis vacaciones, yo he pagado a la SGAE por MIS fotos, cuyos derechos son MIOS, y NO gestiona la organización. Pero en fin, así lo permite el gobierno. ¿Veis ahora la relación tecnológica?
Efectivamente, en breve intentarán cobrarnos por andar por la calle silbando.
Link: Las peluquerías catalanas lanzan una campaña contra la SGAE (La Vanguardia)