Hace un tiempo atrás el gobierno de los Estados Unidos reconoció que había otro soplón al interior de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) además del reconocido Edward Snowden, pues comenzaron a filtrarse documentos oficiales posteriores a la fecha en que el ex analista se escapó de EE. UU.
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Según Yahoo, el FBI habría identificado a un contratista externo que sería el responsable de las últimas filtraciones de documentos de las agencias de seguridad. La policía federal norteamericana habría realizado un allanamiento en la casa del sospechoso, y la fiscalía de Virginia ya habría abierto una investigación criminal, aseguraron fuentes anónimas.
Los documentos filtrados por el sospechoso corresponderían a unos del Centro Nacional de Antiterrorismo de EE. UU, y que fueron utilizados por el periodista Glenn Greenwald para publicar en The Intercept un duro reportaje acerca de los 680.000 ciudadanos norteamericanos catalogados como posibles terroristas sin muchos fundamentos.
De hecho, la mitad de todo este enorme número de sospechosos no tendría siquiera relación alguna con grupos terroristas, lo que sugeriría un problema grave y real con la base de datos que utilizan las autoridades norteamericanas, pues ser catalogado como posible terrorista por el gobierno norteamericano acarrea un sinnúmero de problemas de toda índole.