Los drones o naves aéreas autónomas han pisado fuerte el mercado últimamente. Prueba de aquello es el reciente proyecto de Google llamado Project Wing, el que busca levantar un sistema con drones que realicen entregas de paquetes sin control humano, con una computadora planificando horarios, rutas y destino de las naves.
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Sin embargo, la NASA se muestra escéptica frente al desarrollo de tales tecnologías. Porque según afirma la agencia norteamericana, existirán varios problemas durante la eventual implementación de esta clase de sistemas en el mundo real, por lo que ellos estiman que recién en cinco años más veremos esta clase de servicios volando sobre áreas poco pobladas, mientras que habrá que esperar muchísimo más para que lleguen a grandes ciudades, si es que llegan.
Y es que la primera dificultad que empresas como Google tendrán que superar es el clima. Porque basta una ráfaga de viento impredecible para sacar de ruta al drone, lo que en una zona muy poblada podría resultar en un accidente. Esta variable se ve difícil de controlar, ya que las naves pueden llegar a ser realmente pequeñas y es casi imposible que una computadora pueda predecir absolutamente todo lo que va a ocurrir en el camino.
Por otro lado, coordinar a los drones para volar en zonas donde ya vuelan otras naves (e incluso drones privados de baja altura), resultará todo un desafío. Y quizás la observación más importante que realiza la NASA es la más subjetiva de todas: ¿cómo se verá el cielo de un parque, la playa o de una gran ciudad, repleta de drones volando?