En algunas ocasiones resulta difícil imaginar algo tangible al hablar acerca de Internet. Sin embargo, una de las partes más importantes de la red está compuesta de tubos, cables y aparatos que consumen una gran cantidad de electricidad: la infraestructura.
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Estos componentes no suelen ser notorios, sino hasta que alguno falla, aislándonos del mundo virtual al que nos encontramos tan acostumbrados. Lo supo Andrew Blum, cuando una ardilla le dio la inspiración necesaria para escribir el libro Tubos: En busca de la geografía física de Internet.
Allí estaba Internet, la red de información más poderosa jamás concebida, capaz de permitir una comunicación instantáea con cualquier lugar del mundo, instigadora de revoluciones, compañera constante, mensajera del amor, fuente de riquezas y de adoradoras distracciones, bloqueada por los dientes de una ardilla de Brooklyn.
Además de Brooklyn, Georgia es otro de los lugares donde la fragilidad de Internet se hace evidente. Basta recordar que en 2011, una mujer de 75 años desconectó accidentalmente a más de 3 millones de usuarios al dañar uno de los principales cables que conecta a este país con Internet, para lo cual solamente fue necesario utilizar… una pala. Afortunadamente, en aquella ocasión el problema fue arreglado luego de unas pocas horas.
Parece que Google tiene muy presente este tipo de problemas, pero un grupo de tiburones se ha dado a la tarea de hacer que lo recuerde haciendo uso de métodos nada amistosos. Slate informa que uno de los gerentes de producto de Google, Brandon Butler, hizo públicas las intenciones de la empresa para desarrollar un nuevo recubrimiento para los cables submarinos que tiende la empresa, debido a que están recibiendo mordidas de tiburones.
De acuerdo con el mismo sitio, actualmente Google dispone de un material protector basado en polietileno. Sin embargo, la empresa estaría pensando en incorporar el kevlar, un material cuyas fibras son 5 veces más fuertes que el acero, una característica que lo ha vuelto popular en la fabricación de chalecos antibalas.
Esta decisión cobra más sentido en el contexto del anuncio de FASTER, un cable submarino trasatlántico que se encontrará operando en 2016 y que contará con la capacidad de ofrecer tasas de transferencia de hasta 60 Tbps. El proyecto es impulsado por Google y 5 empresas más, que en conjunto invertirán USD $300 millones para mejorar la infraestructura de Internet… si los tiburones no deciden lo contrario.