El 13 de marzo de 2013, el diario Reforma –uno de los periódicos de mayor circulación nacional– daba como nota del día que los diputados mexicanos pagarían 115 millones de pesos por una aplicación móvil (USD$9,3 millones).
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Esto es, más o menos, 77 veces lo que costó desarrollar Angry Birds.
En ese momento apareció Codeando México (aka Cívica Digital, A.C.), una organización no gubernamental que propuso el desafío de hacer esta aplicación por menos –muchísimo menos– dinero. El resultado es que se presentaron cinco alternativas ante el Congreso, deteniendo en ese momento lo que Rocío Paniagua cito en TechCrunch como “la mexican tech mafia”.
Tras la experiencia en el Congreso, ese mismo año (2013), la ONG organizó otro desafío con el gobierno federal: el reto SAT móvil, cuyo objetivo fue el rediseño de la aplicación móvil del Sistema de Administración Tributaria.
De igual modo, Rodolfo Wilhelmy, co-fundador de Codeando México, asumió el flamante cargo de Director de Datos Abiertos de la Presidencia (I hack bureaucracies and computer systems, reza su biografía en LinkedIn).
Así comenzó el viaje.
Los retos públicos
“Con el #app115, el gobierno se acercó; se hicieron olas”, me cuenta Manuel Morato, líder de Estrategia y Comunidad de Codeando México. Ante la presentación de la Estrategia Digital Nacional a finales de 2013, el gobierno se percató que necesitaba aliados estratégicos como Codeando México si quería sacar adelante sus ideas.
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“El gobierno no tiene la capacidad tecnológica para desarrollar; está alejado de las comunidades – en otra realidad, muchas veces. Se dieron cuenta que iban a tardar mucho si lo intentaban hacer ellos solos. El gobierno no es bueno para innovar. Es lento y burocrático.
Así, después de meses de trabajo, decidieron lanzar 7 retos públicos, similares a los que Codeando México convoca frecuentemente con asociaciones civiles. En estos desafíos, una dependencia federal expone un problema para que los programadores generen una solución. Las propuestas se ponen a competir y quien obtiene el contrato es quien sale mejor evaluado.
Para esta primera edición, se lanzaron:
- #RetoGobMx – Secretaría de la Función Pública (SFP)
- #DenunciaLaCorrupción – Secretaría de la Función Pública (SFP)
- #Reto071 – Comisión Federal de Electricidad (CFE)
- #CatalogArte – Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA)
- #DescubriendoTuRuta – Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT)
- #Voluntarios – Subsecretaría de Prevención y Participación Ciudadana (SEGOB)
- #PequeñoConsumidor– Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO)
Los retos abren la competencia a pequeñas y medianas empresas para que ganen contratos que, de otra forma, no podrían obtener –explica Manuel– se trata de ganarse el contrato con base en méritos, no en quién tiene más y mejores contactos”.
Para Codeando México, la comunidad es mucho más rápida, más ágil, más capaz para atender ciertas necesidades informáticas, pero suele encontrarse con las puertas cerradas. Los retos públicos son caminos que permiten que generar soluciones desde la ciudadanía, de forma institucionalizada.
Un ecosistema basado en méritos
Morato es uno de los fichajes recientes de Codeando México; con formación en negocios, aporta una mirada distinta en una organización donde preponderan los programadores.
El camino de Manuel ha estado marcado hacia el emprendimiento: tan sólo en el último año, fue coordinador de la delegación mexicana de StartupBus –esa que culminó en segundo lugar en 2014–; embajador de AngelHack México –donde también clasificó a un equipo a la competencia internacional–; y participante del YouNoodle Camp 2013.
Sesión de AngelHack México (cc) Manuel Morato
Manuel, entonces, entiende el tema del hacking cívico y los datos abiertos con otra visión, una donde la innovación y la competitividad son cruciales. Por eso cuando le pregunto sobre el componente emprendedor de la iniciativa, responde con total soltura:
“El desarrollo de software para gobierno está restringido para una élite de empresas gigantescas. Se elige [al proveedor] con base en que cumpla requisitos, no en su capacidad [para desarrollar]. Queremos lograr que los emprendedores le vendan al gobierno; que sea posible ganarse el contrato con base en los méritos.”
Para Codeando México, se trata de alimentar el emprendimiento social y la innovación cívica. “Ahí tienes el ejemplo de INEGI Fácil“, me enseña. “Se puede generar un ecosistema de innovación abierta y real.”
Al igual que con #app115, la intención está en transparentar el ejercicio de presupuesto público. No se trata sólo que los mejores accedan a los contratos, sino que sea a través de un cobro justo y responsable, no del derroche y el fraude.
“El ahorro es monumental. La #app115 mostró de qué tamaño puede ser el despilfarro. Podemos generar un software que sea igual de bueno o mejor por 0.01% [de ese costo]. Hacer un gasto más eficiente: de cientos de miles de pesos, no de decenas de millones. Podemos hacer que el riesgo de mal uso [de los recursos] sea menor.”
Con alma de software libre
“El open source está en el ADN de Codeando México”, me responde Manuel cuando le pregunto sobre si el software será abierto o no. No obstante, no está seguro si los repositorios de los proyectos ganadores serán de libre acceso, puesto que serán propiedad del Estado. Me parece que ahí hay un área para mejorar para la siguiente edición: asegurarse que dichos códigos queden disponibles para todos.
(Actualización, 22:30 horas: Manuel me confirma por Facebook que todas las convocatorias tiene como requisito el uso del open source. Con una rápida inspección a las bases de cada uno de los retos, confirmo que una de las condiciones es “desarrollar la aplicación usando código abierto.”)
Además, Codeando México cuenta con un repositorio amplio donde la comunidad puede colaborar. “Necesitamos que se sumen, que se metan a nuestro GitHub –alienta Morato– la idea del hacking cívico es que todos pueden contribuir.”
Reunión de trabajo (CC) Codeando México
Su exordio es que los proyectos se liberen; desde su visión, es otra forma de hacer eficiente el uso de recursos, de no reinventar la rueda. El propósito es tener software ágil, funcional y al precio justo.
Es curioso que México se esté aproximando al ideal de muchas naciones para apostar por el software libre desde otra perspectiva, no por la vía legal sino por una más pragmática: mediante desafíos específicos para necesidades puntuales.
Este un punto de partida para tener un gobierno al nivel del siglo XXI. En México hay un desfase; el gobierno vive en su burbuja y la sociedad vive en otra. Hay que hacerlas coincidir – concluye Manuel.
Si el gobierno no es bueno para innovar, al menos es alentador ver que sí apoye a quienes pueden hacerlo. Pero es también tarea de la comunidad responder al desafío, no desoír el llamado. Porque un 13 de marzo nos dimos cuenta que la burocracia, el despilfarro y la corrupción (esa mexican tech mafia parasitaria y nociva) eran hackeables.